Estudios realizados durante los últimos 50 años han revelado que la amígdala desempeña una función crucial en la generación de reacciones de miedo en distintos animales, desde las ratas hasta los monos. Basándose en el estudio detallado del caso de una mujer sin amígdala, una nueva investigación, publicada en la revista Current Biology, afirma lo mismo de los humanos.
El circuito cerebral del miedo se encuentra situado en la amígdala.
Biopsia de una amígdala en una variante de Creutzfeldt-Jakob. Inmunotinción de proteína de priones.
Investigadores de la Universidad de Georgetown (EE UU) han descubierto que una región primitiva del cerebro, el colículo superior, provoca conductas defensivas como un sobresalto exagerado, hipervigilancia, acobardamiento y huida. Los resultados de su trabajo muestran también que la interacción de esta estructura con la amígdala podría suponer un avance en el tratamiento de los trastornos de ansiedad.
Dos estructuras cerebrales, la amígdala (la zona sombreada en la imagen) y el colículo superior, interactúan para modular las conductas emocionales y sociales.