La frecuencia con la que los animales voladores, sean aves, insectos o murciélagos, agitan sus alas es proporcional a la raíz cuadrada de su masa corporal dividida por el área alar. Investigadores daneses han dado con esta fórmula, que también se puede aplicar para animales nadadores como las ballenas y los pingüinos.
Un equipo de entomólogos ha descubierto que las peculiares estructuras alares y forma de ‘nadar’ en el aire del escarabajo de ala emplumada, un coleóptero de menos de medio milímetro, le permiten volar a velocidades similares a las que alcanzan otros insectos que lo triplican en tamaño.
Los insectos alados son el grupo con mayor número de especies que habita actualmente la Tierra. Un estudio de varias instituciones españolas asegura que las branquias de ciertos insectos acuáticos son el órgano que comparte un mayor número de genes con las alas de estos animales.
Los insectos comprenden el grupo de animales más diverso con cerca de un millón de especies descritas, unas tres cuartas partes del total de las especies que viven en la Tierra. Una de las principales hipótesis que explica esta amplia diversificación es la adquisición de la capacidad de volar gracias al desarrollo del ala mucho tiempo antes que ningún vertebrado, hace unos 350 millones de años. Un nuevo estudio demuestra ahora que las dos principales teorías sobre el origen del ala son parcialmente correctas.
Una técnica sencilla inspirada en las mariposas negras podrá servir para mejorar la eficacia de absorción de las células solares hasta en un 200%. Científicos de EE UU y Alemania han descubierto que las alas de estos lepidópteros están cubiertas por escamas capaces de cosechar la luz solar desde una gran variedad de ángulos y longitudes de onda.
Existen más de 20.000 especies distintas de mariposas en todo el mundo, distinguibles por los patrones y el color de sus alas. Un equipo internacional de científicos ha estudiado el papel del gen WntA en siete especies diferentes de estos coloridos insectos. Sus resultados apuntan a que este gen influye en la enorme diversidad de patrones que existen en las alas de estos animales en la naturaleza.
El cormorán de las Galápagos no vuela, pero es un excelente nadador. Darwin ya especuló que la pérdida de esta capacidad podría deberse a presiones evolutivas. Ahora, científicos de la Universidad de California han descifrado el ADN de esta especie y han descubierto que los mismos genes que acortaron sus alas son también responsables de trastornos óseos en humanos. Los autores creen que los hallazgos pueden servir para desarrollar nuevos tratamientos frente a este tipo de patologías.
Los mosquitos tienen una forma de volar diferente a la del resto de insectos voladores. Baten sus alas muy rápidamente, pero a un ángulo menor que los demás. Entonces, ¿cómo pueden hacerlo? Esta es la pregunta a la que un grupo internacional de científicos responde en un nuevo estudio en el que se describen las características aerodinámicas del vuelo del mosquito.