Según un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona y de la Universidad de Guelph (Canadá), cada deportista de las especialidades olímpicas de tiro utiliza un millar de cartuchos por semana y dispersa alrededor de 1,3 toneladas anuales de plomo en el entorno, con efectos nocivos para la fauna y la agricultura. En el artículo, publicado en la revista AMBIO, los autores reclaman la sustitución de la munición de plomo por la de acero, no tóxica y de características técnicas similares.
El equipo del Laboratorio de Arqueología del Departamento de Humanidades de la UPF, bajo la dirección de M. Eugenia Aubet, Catedrática de la UPF e investigadora principal del proyecto "Necrópolis de Tiro-Al Bass"; conjuntamente con arqueólogos libaneses, han identificado más de un centenar de urnas funerarias, de 50 centímetros de profundidad, cerradas herméticamente, con huesos calcinados en su interior y dispersas en una superficie de 300 metros cuadrados, destinadas a albergar los cuerpos incinerados de los difuntos.