La pandemia por covid-19 activa una emoción universal: el miedo. Pero este no afecta a todos por igual. Los rebrotes pueden obsesionar a los individuos con más tendencia a la ansiedad porque "les dan la evidencia de que su miedo está ajustado a la situación", explica Lacalle. ¿Cuál es el límite? "La clave es que no nos paralice".
Científicos de Cataluña han relacionado por primera vez factores obsesivo-compulsivos leves con características y alteraciones concretas de la anatomía cerebral. Mientras que el trastorno obsesivo-compulsivo es un trastorno mental grave que afecta a entre un 1 y un 2% de la población, los síntomas leves, en cambio, son muchos más frecuentes. Este trabajo abre una nueva vía en la planificación de estrategias de prevención para los trastornos de salud mental a largo plazo.
El contexto social modula los mecanismos neuronales responsables del trastorno obsesivo-compulsivo. Los resultados de un reciente estudio abren la puerta a nuevas investigaciones sobre las opciones terapéuticas basadas en la simulación de determinados escenarios sociales.
La detección del número de personas con trastornos obsesivos compulsivos o TOC ha aumentado en los últimos años. Esta semana se han reunido en la Fundación Ramón Areces de Madrid los mejores expertos internacionales en la enfermedad. Los datos son bastante optimistas: con tratamiento adecuado, las tasas de mejoría clínica significativa están en torno al 80%.
Los individuos con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se caracterizan por pensamientos persistentes y conductas repetitivas. Un nuevo estudio revela que estas personas desarrollan una preocupación significativamente mayor que la población general ante problemas de tipo moral.