Investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid lideran la puesta en marcha de un nuevo tipo de robots autónomos subterráneos con navegación inteligente para entornos urbanos. El sistema, que se desarrolla en el marco del proyecto de investigación europeo BADGER, aspira a convertirse en un referente entre las tecnologías de excavación existentes por su alto impacto económico y social.
El mecanismo de la venus atrapamoscas, una planta carnívora que captura a sus presas cerrando dos lóbulos foliares, ha inspirado a científicos de Finlandia para crear un trampa artificial parecida que se activa con la luz. De forma autónoma, el dispositivo puede reconocer pequeños objetos y atraparlos, un avance que se podría aplicar en microrobótica.
Un robot bioinspirado, con forma de pez y equipado con sensores químicos, es capaz de detectar anomalías en el agua in situ y en tiempo real. El sistema ha sido creado por investigadores de las universidades Politécnica de Madrid y de Florencia y está pensado para ser aplicado en el control de las condiciones ambientales en piscifactorías.
El centro tecnológico vasco IK4-TEKNIKER lidera el proyecto europeo CRO-INSPECT, que busca mejorar la inspección de los alerones del avión mediante robótica colaborativa y técnicas de ultrasonidos. Estas técnicas permiten detectar defectos en áreas del componente que son difíciles de ver y acceder.
Un equipo de empresas, universidades y centros de investigación europeos van a crear un sistema robótico con inteligencia artificial para asistir a las personas de la tercera edad dentro de casa. En el proyecto, denominado MOVECARE, participan la Universidad de Málaga, el centro tecnológico catalán EURECAT y el Servicio Extremeño de Salud.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia y otros centros europeos han creado un prototipo de robot vitícola que navega de forma autónoma por los viñedos para informar sobre el estado de las uvas y el mejor momento para cosecharlas. El vehículo está equipado con paneles solares, baterías, carrocería biodegradable y sensores de fluorescencia, visión artificial y ultrasonidos.
Un equipo científico de la Universidad de Oviedo y la empresa estadounidense Biomodels ha diseñado robots biomédicos que pueden resultar de gran ayuda en el estudio de enfermedades raras, neurodegenerativas e incluso cáncer.
Octobot es el primer robot hecho íntegramente con materiales blandos capaz de moverse sin necesidad de baterías ni cables. El nuevo dispositivo, con forma de pulpo, ha sido fabricado con litografía blanda e impresión 3D, y es totalmente autónomo. Sus creadores dicen que con él se inaugura una nueva generación de robots capaces de adaptarse a entornos naturales mejor que las máquinas rígidas. Tendrá aplicaciones en biomedicina y en tecnologías portátiles.
En el subsuelo del edificio principal del MIT, Alberto Rodríguez pone a punto robots capaces de detectar y manipular objetos. A este ingeniero español le obsesiona la mano humana porque busca dotar a estas máquinas de la habilidad de interactuar mejor con el mundo. Su equipo se acaba de clasificar en tercera posición en el Amazon Picking Challenge, un concurso internacional en el que sistemas automáticos deben ordenar libros y paquetes en estanterías por sí solos.