Los investigadores realizaron 120 horas de inmersiones para observar cómo se organizaban estos animales en sus expediciones de caza conjunta. El nuevo estudio amplia la comprensión del liderazgo y la sofisticada vida social de estas criaturas marinas.
Un estudio del Institut de Ciències del Mar y el Centro Superior de Investigaciones Científicas ha revelado las pautas alimenticias de estos moluscos y su posible rol en la regulación de animales alóctonos en el Mediterráneo. Conocer su forma de alimentarse es clave para entender su posición en la cadena trófica y la estructura de sus poblaciones explotadas.
Al igual que nosotros, estos animales transitan entre dos fases de sueño: una tranquila y otra activa, parecida a la fase REM de los mamíferos. Esto podría sugerir que tienen la capacidad de soñar durante el tiempo de descanso.
Han grabado por primera a estos moluscos cefalópodos, protagonistas de #Cienciaalobestia, lanzando desechos. En ocasiones, esta especie de catapulta de material se produjo cuando interaccionaban de forma agresiva con otros pulpos.
Algunos países como Reino Unido plantean incluir en su legislación de bienestar animal a los moluscos cefalópodos y crustáceos decápodos, después de considerarlos seres sintientes. Multitud de estudios científicos avalan que estos invertebrados sienten dolor y otras emociones, lo que abre un dilema moral y ético en las decisiones políticas de muchos estados, según un análisis publicado hoy en la revista Science.
Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas monitorizará a estos ejemplares con el objetivo de estudiar en la naturaleza algunos de los principales cuellos de botella que impiden la crianza integral de este animal.
Mediante la captura de imágenes y la exposición a estímulos sensoriales, un equipo de científicos de Brasil ha corroborado que la especie de pulpo Octopus insularis alterna etapas de sueño tranquilo con otras de sueño activo, parecidas a las fases REM y no REM de los vertebrados.
¿Te imaginas poder probar una cosa con un solo toque? Eso es justamente lo que hace el cefalópodo con las ventosas de sus ocho brazos. Un nuevo estudio de la Universidad de Harvard demuestra cómo funciona esta capacidad sensorial a través de receptores quimiotáctiles únicos.
Los océanos son víctimas de la contaminación, el calentamiento del agua, y la calcificación de organismos, entre otros, provocados por las actividades humanas. Pero no todos los animales se ven afectados por igual. Pulpos, calamares y sepias se han beneficiado de los cambios: en los últimos 60 años estos cefalópodos han incrementado sus poblaciones.