Una investigación del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona propone una explicación a por qué el código genético, el diccionario que usan todos los seres vivos para traducir los genes a proteínas, dejó de crecer hace 3.000 millones de años. La razón se halla en la estructura de los ARN de transferencia, las moléculas centrales en la traducción de genes a proteínas.
Científicos españoles han mostrado en ensayos preclínicos una molécula hasta cuatro veces más eficaz que el único tratamiento farmacológico actual para la amiloidosis familiar por transtiretina, una enfermedad minoritaria y degenerativa. El compuesto actúa como un potente inhibidor de las deposiciones de la proteína que causa la enfermedad, reduciendo su progresión. Ya se ha probado en un ensayo clínico con personas afectadas.
Investigadores españoles y alemanes han conseguido ver por primera vez los poros, con forma de anillo y media luna, que perfora la proteína Bax en la membrana de las mitocondrias. El avance, logrado gracias a microscopios de superresolución, puede ayudar a encontrar el ‘santo grial’ del suicidio celular, un proceso crucial para evitar el cáncer.
El Sincrotrón ALBA, situado en Cerdanyola del Vallès (Barcelona), ha obtenido la autorización para construir su décima línea de luz, en la que se investigará la cristalografía de macromoléculas a partir de 2020. Los experimentos incluirán análisis de proteínas y complejos biológicos con un haz de rayos X muy fino y extremadamente brillante.
Este año la Fundación BBVA ha otorgado su premio a Edward Boyden, Karl Deisseroth y Gero Miesenböck por desarrollar la optogenética. Para los miembros del jurado, esta práctica “ha revolucionado el estudio de la función cerebral y actualmente es empleada por neurocientíficos de todo el mundo”.
Un consorcio internacional de científicos participa en el Proyecto Proteoma Humano, cuyo objetivo principal es caracterizar todas las proteínas humanas. El proyecto, del que forma parte la Universidad Complutense de Madrid, también persigue identificar las proteínas ‘perdidas’, aquellas de cuya existencia no existen pruebas directas, pero sí indirectas.
El guisante es la semilla de una planta (Pisum sativum) de la familia de las leguminosas muy utilizada como alimento para los humanos y también como componente de piensos para los animales. Sin embargo, este alimento contiene sustancias que bloquean la digestión de las proteínas. Ahora, un equipo de científicos con participación española, han desarrollado guisantes que facilitan la descomposición de proteínas en aminoácidos.
Un equipo internacional de científicos ha publicado un estudio sobre la formación de complejos entre receptores acoplados a proteínas G, que permite explicar ciertos comportamientos inesperados de determinados fármacos antagonistas, es decir, que bloquean respuestas fisiológicas. Los resultados se publican en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria confirman la utilidad de los perros para el estudio de los procesos proteínicos que ocurren en el cáncer urinario de los humanos. Al convivir en el mismo ambiente que las personas y al estar expuestos a los mismos factores medioambientales potencialmente cancerígenos, los perros se convierten en un aliado para el desarrollo de fármacos.
Una tarea básica de las células es dividirse. De una célula salen dos, de dos cuatro, y así, los billones de ellas que pueden formar un elefante, o un ratón. Cada división es una operación de extrema precisión. En este contexto, un estudio publicado en la revista Journal of Cell Biology y realizado por investigadores del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo revela que las proteínas que controlan los últimos pasos de la división celular son esenciales para que no se produzcan alteraciones genéticas irreversibles.