La península ibérica está experimentando una deriva climática con un incremento de temperaturas, del que no están exentos los sistemas montañosos. Un equipo de científicos ha analizado series climáticas regionales del Pirineo central de 1910 a 2013 –los registros de clima más extensos hasta la fecha para esta zona– y concluye que desde 1970 el aumento de las temperaturas se ha acelerado sobre todo en primavera y verano.
Los programas de seguimiento a largo plazo del Observatorio del Cambio Global de Sierra Nevada han detectado cambios significativos en el clima que afectan al carácter alpino de este enclave considerado uno de los hotspots de la biodiversidad más importantes de la región mediterránea. Este área montañosa alberga un total de 2.100 especies de plantas vasculares, representando el 25% de la flora de España y el 20% de Europa, lo que le confiere el carácter de laboratorio natural donde estudiar los impactos del cambio global.
Predecir nevadas intensas puede ser muy útil para minimizar los problemas que ocasionan en el transporte. Científicos de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad de León han diseñado un modelo numérico que ha demostrado su eficacia al compararlo con datos de nevadas reales de la cuenca del Duero.
El mes de julio ha sido extremadamente cálido, con una temperatura media de 26,5 ºC, un valor dos grados y medio por encima de la media de este mes. Se trata del julio más cálido de la serie histórica y ha superado el valor máximo absoluto de temperatura media mensual, que se había registrado en agosto de 2003 con 26,2º C. En cuanto a las precipitaciones, se han registrado valores más cercanos a los habituales.
Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que presenta las conclusiones preliminares de la Declaración sobre el estado del clima mundial en 2011, la década de 2001 a 2010 ha sido la más cálida jamás registrada en todos los continentes. El ritmo del aumento de la temperatura ha sido “constante” desde 1971.
Una investigación norteamericana revela que los aviones, cuando atraviesan nubes con agua en estado líquido por debajo del punto de congelación, favorecen la creación de cristales de hielo que se transforman en nieve. Según los expertos, este fenómeno podría aumentar las nevadas en los grandes aeropuertos, aunque, en principio, no influye en el clima global.
Una investigación estadounidense revela que los aviones, cuando atraviesan nubes con agua líquida por debajo del punto de congelación, favorecen la creación de cristales de hielo que se transforman en nieve. Según los expertos, este fenómeno podría aumentar las nevadas en los grandes aeropuertos, aunque, en principio, no influye en el clima global.
Conjunto de alerces subalpinos (Larix lyallii) situados cerca del pico Oval, en el lago Chelan-Sawtooth Wilderness (Washington).
Un dugón en el aquario de Sidney.