El calentamiento global, la acidificación y la sobrepesca amenazan a los arrecifes de coral de todo el mundo, hasta el punto que el 83% de 832 arrecifes analizados tienen una biomasa de peces inferior al límite necesario para su supervivencia. Para restaurarlos, un equipo internacional propone restablecer las poblaciones de peces controlando la pesca. Sin embargo, según los cálculos, los más frágiles tardarían unos 60 años en recuperarse aun adoptando estas medidas.
Un estudio, publicado en Ecology Letters, muestra cómo se recupera un arrecife de coral a lo largo de diez años tras un evento de mortalidad en masa. El análisis demuestra que la probabilidad de extinción de los peces de altos niveles tróficos, lo que comen otros peces, es cuatro veces mayor que la de los peces que se alimentan de algas y que están en niveles más bajos de la cadena trófica. El trabajo permitirá predecir la recuperación de los ecosistemas tras perturbaciones de todo tipo.
Los erizos son invertebrados marinos que actúan como agentes modeladores de la riqueza biológica de los fondos oceánicos. Pero una proliferación excesiva de estos animales bentónicos también puede tener un grave impacto ecológico sobre los fondos marinos, que se convierten en blanquizales oceánicos porque se reduce la cobertura de algas, y en consecuencia se limita la supervivencia de otras especies marinas.
El crecimiento y el envejecimiento de la población humana han disparado el consumo de medicamentos, y los animales sufren sus efectos. Estudios recientes prueban cómo los residuos de nuestra botica hacen estragos en la vida silvestre. Buitres deprimidos por antiinflamatorios y que mueren en cuestión de horas, estorninos consumidores de Prozac que dejan de comer, y peces feminizados por la píldora anticonceptiva son algunos ejemplos.
Representación artística de la escena de apareamiento de Microbrachius./ Brian Choo, Flinders University.
La organización conservacionista Oceana ha obtenido por primera vez imágenes de las montañas submarinas del norte de Canarias, Dacia y Tritón, durante una campaña que está llevando a cabo en la zona.
Morena mediterránea (Muraena helena) en coral negro (Stichopathes sp.) en las montañas submarinas del norte de las Islas Canarias./Oceana.
Hace unos 400 millones de años, un grupo de peces comenzó a explorar la superficie terrestre y se convirtieron en los primeros tetrápodos –animales vertebrados con cuatro extremidades como los actuales anfibios, reptiles, mamíferos y aves–. Sin embargo, cómo utilizaban sus cuerpos y sus aletas estos peces primitivos en un ambiente terrestre y qué procesos evolutivos estaban en juego, sigue siendo un misterio para los científicos.
Investigadores de varios centros estadounidenses han secuenciado el genoma de la anguila eléctrica (Electrophorus electricus), del pez gato africano (Malapterurus barbatus) y otros peces africanos débilmente eléctricos. A partir de este trabajo, han descubierto que los seis grupos que representan las diferentes especies de estos peces han desarrollado de forma independiente los mismos órganos eléctricos.