La tecnología de biochips que el Centro de Astrobiología lleva años desarrollando para la detección de vida en otros planetas se ha aplicado ahora en un ensayo serológico para detectar la COVID-19 a través de anticuerpos. En el proyecto colaboran otros centros de investigación españoles y el Hospital Central de la Defensa.
Ahora que hemos superado los peores momentos de la pandemia, recordamos a los que quedaron atrás. Contabilizar el número de fallecidos por COVID-19 no es nada fácil. Los casos confirmados rondan los 27.000 pero los registros civiles suman más. Aquí van algunos datos para la reflexión.
Las dos revistas más prestigiosas en investigación médica, The Lancet y New England Journal of Medicine, han caído de forma simultánea en el mismo error y hecho mella en la reputación de la ciencia cuando más necesaria es, durante una pandemia con cientos de miles de muertes.
El estudio más completo hasta la fecha ha permitido analizar por primera vez toda la evidencia disponible sobre las mascarillas, la distancia física y la protección de los ojos en sanitarios y la población general. Los 172 estudios revisados muestran que estas medidas, aunque no ofrecen una protección completa, sí impiden la propagación del SARS-CoV-2 si se combinan con la higiene de manos.
Los efectos de la desescalada y el consiguiente incremento de la actividad económica ya se reflejan en un aumento del consumo eléctrico nacional. La demanda ha crecido de los 17.003 gigavatios hora del pasado mes de abril, que supusieron una caída histórica, a los 18.366 GWh de mayo, según los datos de Red Eléctrica de España.
Esta doctora en Bioquímica desarrolla modelos de roedor genéticamente modificados para probar tratamientos y vacunas contra el SARS-CoV-2. A estos animales se les introducirá, mediante tecnología CRISPR, el gen humano que produce la puerta de entrada para el virus. Su proyecto ha recibido financiación del Instituto de Salud Carlos III.
Un informe basado en análisis geoespacial de investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid ha identificado las provincias que requieren mayores medidas de protección frente a la pandemia del coronavirus.
La vuelta gradual a la nueva normalidad supone más contacto con el exterior, sobre todo con familiares y amigos. Pero el riesgo de rebrotes sigue en el aire. Los expertos advierten sobre las actividades sociales con mayor riesgo y piden evitar espacios cerrados con mucha gente, mantener la distancia física y llevar mascarillas.
La organización Mundial de la Salud ha indicado que treinta países y múltiples asociaciones e instituciones internacionales se han unido para para apoyar al Fondo de Acceso a la Tecnología COVID-19.
El uso de guantes, máscaras, batas, y otros equipos de protección individual ante el SARS-CoV-2, además de envases, mamparas y bolsas se ha disparado, y con ellos la fabricación de plástico. Ante el miedo al contagio, este material de usar y tirar, que a partir de 2021 iba a sufrir mayores restricciones de uso en muchos países, resurge para protegernos, pero pone en riesgo la salud del medio ambiente.