Físicos de la Universidad Autónoma de Madrid, junto a investigadores de EE UU, han medido la transferencia de calor entre dos superficies de oro cuando se aproximan a escala nanométrica. Los resultados se ajustan más a la teoría que los de estudios anteriores y pueden ser claves para desarrollar nuevas técnicas de medición de la radiación térmica.
Bajo las tierras del Viejo Continente, los objetos preciosos de la Edad de Bronce que afloran por doquier son vestigios de una práctica prehistórica que inspiró las leyendas de la espada Excalibur, de los Nibelungos y de los tesoros moros, así como las sagas de Tolkien. ¿Ofrendas a los dioses? ¿Estrategias para controlar el valor de los metales o medidas de protección en tiempos revueltos?
Investigadores de las universidades de Córdoba, Complutense de Madrid y la alemana de Münster han diseñado un nuevo sistema híbrido de nanoparticulas de oro y moléculas orgánicas. El resultado son nuevas estructuras artificiales con características mecánicas similares a las membranas que cubren las células.
Investigadores de la Universidad de Córdoba han desarrollado una técnica para crear nanomateriales en una zona donde se pone en contacto el oro sólido con una disolución líquida. Las interacciones moleculares que se producen en ese diminuto espacio se podrían aplicar en nuevas tecnologías electrónicas y en el desarrollo de biosensores.
Imagina una pluma que ‘pinta’ circuitos electrónicos reales, capaces de conducir la electricidad y encender un LED. Este avance, presentado esta semana en la feria internacional de Hannover, lo han logrado investigadores del Instituto Leibniz para Nuevos Materiales, en Alemania, con la colaboración de una científica española. El secreto es una tinta híbrida formada por nanopartículas de oro y un polímero orgánico conductor.
Los métodos de diagnóstico basados en ADN son complejos, lentos y requieren equipos sofisticados. Ahora investigadores catalanes han incorporado nanopartículas de oro y microesferas magnéticas al método estándar, para identificar y cuantificar mejor el ADN del parásito que causa la leishmaniosis canina y humana.
Científicos de la Universidad de Cádiz y la Universidad Hassan II de Marruecos han diseñado un nuevo sensor para detectar cianuro en el agua con la ayuda de nanopartículas auríferas y proteína de rábano. El dispositivo mide concentraciones hasta veinticinco veces más pequeñas de lo permitido por la normativa europea.
Bajo la vegetación y los cultivos del valle del Eria, en León, se esconde un entramado minero creado por los romanos hace dos mil años para extraer oro, además de complejas obras hidráulicas, como la desviación de ríos, para llevar el agua hasta las explotaciones del preciado mineral. El descubrimiento lo han hecho desde el aire investigadores de la Universidad de Salamanca con un sistema de teledetección láser aerotransportado.
Antiguas minas de oro en el valle del río Eria, con los canales y estanques del agua para la explotación. El modelo generado con los datos LiDAR (a la izquierda) permite situar estas estructuras sobre fotos aéreas (derecha). / J. Fernández Lozano et al.
Imágenes de satélite revelan que la extensión geográfica de la actividad minera en la región de Madre de Dios (Perú) se ha multiplicado por cinco entre 1999 y 2012. Los niveles de deforestación que provoca se han triplicado, debido, sobre todo, a la proliferación de yacimientos clandestinos.