Bajo la vegetación y los cultivos del valle del Eria, en León, se esconde un entramado minero creado por los romanos hace dos mil años para extraer oro, además de complejas obras hidráulicas, como la desviación de ríos, para llevar el agua hasta las explotaciones del preciado mineral. El descubrimiento lo han hecho desde el aire investigadores de la Universidad de Salamanca con un sistema de teledetección láser aerotransportado.