Robustos, resistentes y de mediana estatura. Así definen a los Homo neanderthalensis los huesos fósiles hallados desde el siglo XIX. Pero cada vez más evidencias demuestran que los neandertales pudieron ser algo más. Por su probable comportamiento artístico y comunicativo, el apellido ‘sapiens’ que identifica a los humanos modernos podría no ser tan exclusivo como se pensaba.
La reconstrucción de 27 huesos completos de extremidades humanas encontrados en Atapuerca (Burgos) ha servido para determinar la estatura de varias especies del Pleistoceno. Homo heilderbergensis, como los neandertales, tenía una altura similar a la de las actuales poblaciones mediterráneas.
Un equipo internacional de investigadores, con participación española, demuestra que la mayoría de los neandertales europeos murió hace 50.000 años. Posteriormente un pequeño grupo recolonizó Europa central y occidental, donde sobrevivieron otros 10.000 años antes de que los humanos modernos entraran en escena.
Acaba de terminar una exitosa campaña de excavaciones con el descubrimiento de cuatro dientes de leche en este refugio de neandertales de la sierra madrileña.
Varios cráneos de neandertales y, al fondo, un cráneo de Homo sapiens.
Mapa que muestra la expansión de la especie neandertal.
Un equipo internacional de científicos demuestra que los neandertales tenían un claro manejo del fuego hace 400.000 años en Europa. El estudio, que se publica ahora en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), confirma también que los predecesores de los neandertales conquistaron el norte de Europa hace 800.000 años sin dominar el fuego.
Los neandertales no comían únicamente carne. Los restos fósiles de dientes de neandertales hallados en el norte de Europa e Irak demuestran que estos homínidos cocinaban de forma regular y consumían una variedad de plantas disponibles en su entorno. Así lo confirma el estudio, que ha publicado online la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Investigadores de las universidades de Southampton, Liverpool y Calgary (Reino Unido) han utilizado dedos fosilizados como indicadores de los niveles de exposición de las especies a los andrógenos prenatales, el grupo de hormonas implicadas en el desarrollo de la agresión y la promiscuidad. Según el trabajo, nuestros ancestros podrían haber sido más agresivos y promiscuos.
La excavación que estos días se desarrolla en el Abric Romaní (Capellades, Cataluña), a cargo de un equipo dirigido por el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), ha puesto al descubierto áreas de habitación muy protegidas, nuevos hogares y huellas de madera, así como numerosas piezas de industria lítica. En total, 13.000 nuevos fósiles que confirman la importancia de este yacimiento para conocer las sociedades neandertales que vivieron en este lugar hace unos 55.000 años.