Las últimas dataciones realizadas en La Güelga –una cavidad situada en los Picos de Europa– revelan que los neandertales y los humanos modernos coexistieron en la zona hace alrededor de 40.000 años. Así lo demuestra un estudio dirigido por investigadores de la UNED, que ha analizado los depósitos arqueológicos de la zona más alta del abrigo rocoso.
Un estudio del CSIC analiza la orientación de las estrías dejadas en los dientes por los utensilios. El trabajo muestra que los neandertales poseían un patrón de asimetría cerebral similar al del hombre actual, y que el uso preferente de una mano se establecía desde la infancia. Por otra parte, uno de los individuos estudiados cambió de mano dominante al final de su vida, debido a una infección bucal que afectó a su forma de utilizar las manos.
Desde que en 1856 se descubriera el primer neandertal en una cueva próxima a la ciudad alemana de Düsseldorf, sólo tres años antes de que Darwin publicase “El origen de las especies”, estos homínidos ocupan un lugar destacado en el imaginario popular. El profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Antonio Rosas, es uno de los mayores especialistas en neandertales. Si algo se puede destacar de este investigador es su compromiso con la divulgación de la ciencia.
El paso por el sur de Iberia de los últimos neandertales es más antiguo de lo que se pensaba y se remonta a hace unos 45.000 años y no 30.000, como se estimaba hasta ahora. Investigadores de la UNED han participado en la nueva datación de las muestras de dos yacimientos del centro y sur peninsular. Estos datos anulan la teoría de que sapiens y neandertales coexistieran en la Iberia del Pleistoceno superior.
Un estudio internacional en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha descubierto que los neandertales empleaban las alas de aves rapaces y córvidos para fines no alimenticios. Los investigadores creen que esta especie pudo haber usado las grandes plumas de estos animales como ornamentación, teoría que destierra la idea de que no poseían pensamiento simbólico y los acerca aún más al Homo sapiens.
Robustos, resistentes y de mediana estatura. Así definen a los Homo neanderthalensis los huesos fósiles hallados desde el siglo XIX. Pero cada vez más evidencias demuestran que los neandertales pudieron ser algo más. Por su probable comportamiento artístico y comunicativo, el apellido ‘sapiens’ que identifica a los humanos modernos podría no ser tan exclusivo como se pensaba.
La reconstrucción de 27 huesos completos de extremidades humanas encontrados en Atapuerca (Burgos) ha servido para determinar la estatura de varias especies del Pleistoceno. Homo heilderbergensis, como los neandertales, tenía una altura similar a la de las actuales poblaciones mediterráneas.
Un equipo internacional de investigadores, con participación española, demuestra que la mayoría de los neandertales europeos murió hace 50.000 años. Posteriormente un pequeño grupo recolonizó Europa central y occidental, donde sobrevivieron otros 10.000 años antes de que los humanos modernos entraran en escena.
Acaba de terminar una exitosa campaña de excavaciones con el descubrimiento de cuatro dientes de leche en este refugio de neandertales de la sierra madrileña.
Varios cráneos de neandertales y, al fondo, un cráneo de Homo sapiens.