Los mosquitos logran enfriar su cuerpo cuando ingieren sangre para evitar un sobrecalentamiento
Cabeza y órganos olfativos de un mosquito hembra (en primer plano) y una mosca de la fruta (al fondo). Los gráficos son grabaciones neuronales y estructuras químicas.
Dos nuevos estudios revelan que los habituales repelentes de insectos con DEET (N-dietil-3-metilbenzamida) ,y citronela funcionan cada uno mediante una estimulación dual de los sistemas sensoriales de los insectos. Los hallazgos de la investigación, publicada por Cell Press el 26 de agosto en las revistas Neuron y Current Biology mejoran nuestra comprensión sobre el modo en que los insectos reaccionan ante los repelentes y pueden conducir al descubrimiento de compuestos mejorados para el control de enfermedades transmitidas por insectos.
Investigadores de la Universidad de Yale (EE UU) han encontrado en los mosquitos transmisores de la malaria más de dos docenas de receptores de olores que detectan los compuestos en el sudor de las personas. Este hallazgo, publicado en la última edición de la revista Nature, puede ayudar a los científicos a desarrollar nuevos modos de luchar contra la malaria, una enfermedad que mata a un millón de personas al año.
Los parásitos en desarrollo expresan la proteína verde fluorescente, mientras que se puede ver a los parásitos melanizados como pequeños puntos negros en el intestino de mosquitos infectados.
El desarrollo urbano de los humanos se solapa con el hábitat de animales y plantas silvestres, y crea entornos que degradan los paisajes naturales. Entre las consecuencias destacan la proliferación de mosquitos, y la reducción de la cantidad de alimento para los peces. En relación a la gestión de las aguas urbanas, ecólogos estadounidenses han presentado, durante la Reunión Anual de la Sociedad Ecológica de Norteamérica, los resultados de sus investigaciones que pretenden equilibrar a una sociedad urbanizada con la protección de los ecosistemas acuáticos. Los ‘tejados verdes’ serían una solución.