Con cámaras de alta velocidad y microscopios, entomólogos de EE UU han logrado grabar por primera vez a larvas de mosquito cuando atrapan, en cuestión de milisegundos, a otras que les sirven de alimento.
Aunque ahora en verano nos acordamos más de estos insectos por su molesta presencia, en muchas partes del planeta causan graves problemas de salud e incluso la muerte. Esto se debe a que algunas especies son portadoras de enfermedades como la malaria, el dengue o la fiebre amarilla, entre otras. Un equipo de científicos ha creado un cuadro de mandos global para seguirles la pista.
Un estudio liderado por investigadores chinos muestra que estos virus pueden manipular el microbioma de la piel de sus huéspedes, alterar su olor y hacerlos más ‘apetitosos’ para los mosquitos vectores. El equipo ha observado en ratones que un medicamento usado contra el acné podría contrarrestar este efecto.
Las enfermedades que transmiten los mosquitos causan más de 700.000 muertes de seres humanos al año. Identificar qué sustancias químicas están implicadas en que el olor corporal de las aves los atraiga puede resultar útil en investigaciones para el control de estos insectos.
La reciente observación del mosquito Aedes japonicus en España, posible transmisor del virus del Nilo occidental y potencialmente del dengue y el chikungunya, amplía la lista de estos insectos en nuestro país. Una forma de controlarlos sería a través de los ácaros acuáticos, predadores de mosquitos e inocuos para el humano. Para ello, los científicos piden elaborar una guía de estos organismos tan biodiversos como desconocidos.
La sangre humana, en especial la de ciertas personas, no es lo que más les gusta a los mosquitos, protagonistas de nuestro #Cienciaalobestia. Un equipo de científicos ha estudiado por qué a estos insectos les atrae tanto el néctar de las flores, su principal fuente de alimento.
Un grupo de expertos ha definido una vía clara para evaluar e implementar el fármaco ivermectina como herramienta complementaria de control del vector de la malaria. El fármaco tiene un mecanismo de acción diferente al de los insecticidas actualmente utilizados, y también tendría efecto sobre los mosquitos que pican en el exterior de las casas.
El calentamiento global y la actividad humana están debilitando las barreras de aislamiento en la Antártida. Como consecuencia, varias especies invasoras las superan y llegan a territorios hasta ahora insospechados. Una de ellas es el llamado “mosquito sin alas”, cuyas densidades alcanzan los cientos de miles por metro cuadrado en la isla de Signy, lo que la convierte en una máquina transformadora del medio.