Los insectos chupópteros como mosquitos, abejas o pulgones, son capaces de controlar su temperatura corporal expulsando gotas de néctar o savia para adaptarse a su entorno. Pero cuando se alimentan, los mosquitos ingieren gran cantidad de sangre caliente en poco tiempo lo que podría provocarles un sobrecalentamiento del cuerpo.
Investigadores de la Universidad François Rabelais (Tours, Francia) han logrado captar por primera vez, gracias a dos cámaras –una de ellas térmica–, cómo los mosquitos logran enfriar su cuerpo. Lo consiguen mediante la expulsión por el trasero de gotas de líquido frío mientras se alimentan. Cuando succionan, su cabeza alcanza temperaturas cercanas a la de la sangre que están ingiriendo, pero el resto de su cuerpo permanece a temperatura ambiente.
Entender este mecanismo podría servir para crear métodos que ayuden a controlar las enfermedades que propagan los mosquitos.