El metano, un gas de efecto invernadero 20 veces más potente que el dióxido de carbono, es un hidrocarburo que se produce durante la descomposición de la materia orgánica, y un componente fundamental del gas natural. Por ahora “sólo sabemos quemarlo – afirma el catedrático de Química Inorgánica de la Universidad de Sevilla Ernesto Carmona- pero si se pudiera convertir en metanol, que es un producto básico para la industria química, supondría un beneficio extraordinario”.