La compañía SpaceX ha lanzado con éxito su nave y cohete, el más grande y potente jamás construido, aunque estalló antes de completar su vuelo de prueba. Esta experiencia de aprendizaje se volverá a intentar dentro de unos meses, según Elon Musk. El objetivo final es contar con un sistema para llevar a los humanos a la Luna, Marte y más allá.
El despegue de la nave Starship y el cohete Super Heavy, el más potente construido hasta ahora, se suspendió este lunes por problemas técnicos. La compañía de Elon Musk lo volverá a intentar este jueves 20 de abril.
La científica Laia Ribas del CSIC explora las posibilidades de la acuicultura marciana en Hypatia I, una misión de mujeres científicas en la Mars Desert Research Station. Es una instalación similar a las que podría haber en Marte pero situada en el desierto de Utah, donde la tripulación desarrollará investigaciones relacionadas con el espacio y simulará durante dos semanas la vida en el planeta rojo.
Habrá al menos seis vuelos tripulados y uno de ellos realizará el primer paseo espacial privado de la historia. Tres misiones cuentan con participación española y una de ellas estudiará la habitabilidad de las lunas heladas del sistema solar.
Los instrumentos científicos desplegados actualmente en el planeta rojo podrían carecer de la sensibilidad necesaria para identificar posibles rastros de vida. Así lo revelan investigadores del Centro de Astrobiología tras analizar un antiguo lecho fluvial en Piedra Roja (Chile), un paraje desértico geológicamente similar al cráter marciano Jezero donde opera el rover Perseverance.
Formaciones de nubes y halos en Marte, patrones de viento, variaciones de temperatura, incidencia de la radiación solar y ciclos de polvo en el entorno del cráter Jezero son algunos de los fenómenos meteorológicos que analiza el instrumento MEDA del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) desde el rover Perseverance. El vehículo y sus instrumentos están a punto de cumplir su primer año marciano, unos 687 días terrestres.
La misión del módulo de la agencia espacial estadounidense ha llegado a su fin. Su energía se ha agotado, debido a polvo acumulado en los paneles solares, y ha dejado de enviar señales. Han sido cuatro años de recogida de datos científicos “únicos”, en los que detectó más de 1.300 martemotos e impactos de meteoritos en el planeta rojo.
Hace 3.400 millones de años un asteroide impactó contra un océano poco profundo en Marte, generando un gigantesco tsunami. Sobre los sedimentos que quedaron, un buen lugar para buscar indicios de vida, aterrizó en 1976 la primera sonda que operó con éxito en el planeta rojo. Así lo recoge un estudio internacional liderado por la Universidad Autónoma de Barcelona.
El rover Perseverance de la NASA corrobora, como ya apuntaban las imágenes orbitales, que el cráter Jezero de Marte tuvo condiciones de habitabilidad hace más de 3000 millones de años. Tres de sus instrumentos confirman que tuvo agua líquida y carbonatos en un entorno geológico sedimentario rico en compuestos orgánicos.
La composición del agua extraterrestre encontrada en el meteorito Winchcombe, que cayó en 2021 en Reino Unido, es muy parecida a la de la Tierra, lo que sugiere que pudo llegar en este tipo de objetos, en los que también se han encontrado aminoácidos. En Marte, condritas similares pudieron transportar una cantidad de agua equivalente a un océano global de unos 300 m de profundidad. Así lo aseguran dos estudios publicados en Science Advances.