Un estudio con participación del CSIC desafía el modelo de poblamiento que consideraba el centro peninsular como un lugar inhabitado por sus condiciones climáticas en ese periodo.
Un equipo de investigación, liderado por la Universidad de Granada, ha descubierto que nuestros ancestros alteraron la dinámica entre las águilas perdiceras y sus principales competidoras, las águilas reales. Sin embargo, irónicamente, en la actualidad, la actividad humana pone en peligro la supervivencia futura del águila perdicera.
Han hallado pruebas de esta práctica en empuñaduras de utensilios de hace 40.000 años muy bien conservados. El descubrimiento de este adhesivo, que supone una solución técnica compleja, implica un alto nivel de cognición.
Los humanos modernos se expandieron hacia el noroeste de Europa antes de lo que se pensaba, siendo coetáneos de los neandertales que miles de años después desaparecerían en el suroeste. El Homo sapiens se adaptó bien al frío, en un ambiente muy similar al de la actual estepa rusa, y entre su dieta destacaba la carne de reno, lobo y caballo.
Un estudio internacional ha demostrado que la lluvia fue un factor clave que favoreció el asentamiento de nuestra especie en nuevos territorios. En el trabajo, liderado por científicos Chinos, ha participado el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos.
Hace 10.000 años, los primeros agricultores procedentes de Anatolia disminuyeron los niveles de ascendencia neandertal europea. Este es el principal hallazgo de un estudio genómico de la Universidad de Ginebra, en Suiza, que explica por qué en esta zona hay menos rastro de la especie extinta que en el este de Asia en la actualidad.
Tras dos décadas con un genoma humano de referencia, de carácter lineal y basado en pocas personas, ahora se presenta una colección más completa de secuencias genómicas que, con forma de gráfico, capta mucho mejor la diversidad humana. La nueva versión combina material genético de 47 individuos de diversas partes del mundo, pero serán 350 el próximo año, lo que ayudará a estudiar mejor las enfermedades genéticas.
Un estudio internacional dirigido por la University College de Londres ha identificado un rasgo que pudo ayudar a nuestros antepasados a adaptarse a climas más fríos, por lo que habría sido una ventaja en la selección natural.
Cuando aún no había agujas para enhebrar, en el Paleolítico superior, los auriñacienses confeccionaban su ropa mediante técnicas de perforación con punzón. Esto indica un estudio de arqueólogos franceses, en el que han participado científicos de la Universidad de Barcelona, tras el hallazgo de una tabla de hueso, en Gavà, Cataluña.
En el Paleolítico Medio coexistíamos con neandertales, denisovianos, ‘hobbits’ de la Isla de Flores, Homo erectus, Homo luzonesis y quizás otra especie aún no identificada. Todos estos desaparecieron, pero los genes de algunos perviven en nuestro ADN. La genética ha sido crucial para estos hallazgos. Así lo recoge el libro de Tom Higham, arqueólogo que participó del nuevo trazado del árbol de familia de la humanidad.