Investigadores del Instituto de Ciencias Fotónicas de Castelldefels han desarrollado dispositivos portátiles de baja potencia que pueden monitorizar los múltiples signos vitales o la exposición a la radiación UV. El proceso de fabricación a gran escala de grafeno y puntos cuánticos demuestra que la producción masiva de estos wearables integrados de bajo coste será posible en un futuro cercano.
Es un material bidimensional que ha prometido aplicaciones casi mágicas. Casi diez años después de que sus ‘padres’ ganaran un Nobel, sus aplicaciones más mundanas van llegando al mercado. Aunque los productos no sean revolucionarios, muchas empresas que emplean grafeno lo hacen con un secretismo que destaca frente al marketing de otras.
En 2004, el investigador Andre Geim aisló el grafeno junto a su compañero Konstantin Novoselov. Así abrían las puertas al desarrollo de un nuevo material que, aunque todavía no ha mostrado todo su potencial, les valió el Premio Nobel de Física en 2010.
Investigadores de la Universidad de Córdoba han conseguido incorporar luminiscencia al grafeno, lo que amplía las posibilidades de investigación de este supermaterial y sus múltiples aplicaciones. La técnica consiste en funcionalizar el grafeno con otros materiales, como el europio, para que se pueda visualizar con la ayuda de luz ultravioleta y un microscopio.
Una sustancia tan cotidiana como la sal se puede utilizar para proteger capas de grafeno y desacoplarlas de un sustrato metálico. Luego se pueder retirar la sal para recuperar el grafeno intacto, un material con aplicaciones en electrónica y otros campos. El experimento se ha realizado usando la luz del sincrotrón ALBA, cerca de Barcelona.
Los físicos estadounidenses Charles Kane y Eugene Mele han sido galardonados por la Fundación BBVA con el Premio Fronteras del Conocimiento en Ciencias Básicas por su descubrimiento de los aislantes topológicos. Estos materiales, que son aislantes por dentro y conductores de electricidad por fuera, ofrecen propiedades electrónicas extraordinarias.
Investigadores del Instituto de Ciencias Fotónicas de Barcelona han usado tecnología basada en grafeno para fabricar parches flexibles capaces de monitorizar los niveles de exposición solar, hidratación, temperatura o saturación de oxígeno en el cuerpo humano. Los dispositivos se puede conectar a un movil para alertar al usuario si se alcanzan niveles peligrosos para la salud.
Las moléculas de agua distorsionan la resistencia eléctrica del grafeno, pero un equipo de investigadores europeos ha descubierto que, cuando este material se integra con el metal de un circuito, la resistencia de contacto no se ve perjudicada por la humedad. El hallazgo ayudará a desarrollar nuevos sensores –interfaces entre la electrónica y el mundo real– con una significativa reducción de costes.
Investigadores de diversos centros barceloneses han desarrollado un implante basado en grafeno capaz de detectar actividad eléctrica cerebral a frecuencias extremadamente bajas y sobre grandes superficies. Esta rompedora tecnología podría permitir un conocimiento más profundo del cerebro y facilitar la llegada de una nueva generación de interfaces cerebro-ordenador.
Investigadores de IMDEA Nanociencia y otros centros europeos han descubierto que la unión del grafeno con el cobalto ofrece propiedades muy relevantes en el campo del magnetismo. El avance sienta las bases para desarrollar nuevos dispositivos lógicos capaces de almacenar gran cantidad de datos, de forma rápida y con un consumo de energía reducido.