El espín o momento angular de las partículas se pueda usar para transmitir información en materiales tan novedosos como el grafeno, sin olvidar el respeto por el medio ambiente. Esta es la idea que subyace detrás del proyecto europeo SPRING, liderado por el centro vasco CIC nanoGUNE y que acaba de arrancar con el apoyo de 3,5 millones de euros de la Comisión Europea.
Esquema del experimento. / H. Defienne et al./Science Advances
Hasta ahora los isótopos estables de cadmio se consideraban como el típico ejemplo de núcleos atómicos que vibran alrededor de una forma esférica, pero investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y otros centros internacionales han demostrado que estos sistemas cuánticos tienen una estructura mucho más compleja, donde coexisten formas más exóticas con aspecto de melón o lenteja.
Se han encontrado cuatro formas diferentes en los isótopos estables de cadmio (tres con aspecto de melón más o menos deformado, y otra similar a una lenteja). / APS/Alan Stonebraker
Mediante calculos de mecánica cuántica, investigadores de la Universidad de Alicante y otros centros internacionales han descubierto cómo las moléculas pueden emitir un azul más puro en los pixeles de las pantallas. Actualmente los subpixeles de color azul representan el 50% del tamaño total de cada pixel, pero en el futuro tendrán la misma proporción que los rojos y verdes, lo que ofrecerá mayor resolución y menor consumo en los dispositivos.
Esta semana se reúnen en Viena los representantes de los tres proyectos de investigación más ambiciosos de la Unión Europea: Graphene Flagship, Human Brain Project y Quantum Flagship, dotados con 1.000 millones de euros cada uno. Durante el congreso se presentarán los últimos avances en los campos del grafeno y otros materiales relacionados, neuromedicina y computación, y tecnologías cuánticas.
Comportamientos tan propios de los sistemas vivos, como nacer, interaccionar, mutar, autorreplicarse y morir se pueden reproducir en el mundo cuántico. Investigadores de la Universidad del País Vasco han diseñado un algoritmo cuántico de vida artificial que sigue las leyes evolutivas de Darwin, y lo han puesto en marcha en el ordenador IBM QX4 a través de la nube, codificando en forma de cúbits el genotipo y el fenotipo de los organismos cuánticos.
Este lunes se ha presentado en Viena (Austria) la Quantum Flagship, un megaproyecto europeo de 1.000 millones de euros y 10 años de duración en el que más de 5.000 investigadores, tanto del mundo académico como industrial, se unen con un objetivo: llevar la física cuántica del laboratorio al mercado. El Instituto de Ciencias Fotónicas lidera dos de los primeros 20 consorcios organizados dentro de la iniciativa.
Investigadores de España y Holanda han desarrollado un dispositivo con dos hojas de grafeno que permite estudiar fenómenos cuánticos a altas temperaturas en una atmósfera normal. El avance podría ser utilizado como una herramienta ultrasensible para detectar y controlar moléculas biológicas como el ADN y las proteínas.
Más de 100.000 jugadores de todo el mundo compitieron en 2016 para generar cadenas de números aleatorios. El objetivo era ayudar a probar que, como predice la mecánica cuántica, es posible violar el realismo local de Einstein, quien consideraba que dos objetos suficientemente alejados no pueden interactuar entre sí. Los resultados de este gran experimento se publican ahora en la revista Nature.