Tras milenios de inspirar toda clase de leyendas, en febrero de 1824 el primero de estos seres recibió su nombre. A dos siglos de aquel debut científico, los descubrimientos no paran. Gracias al uso de nuevas tecnologías, los paleontólogos amplían su intrincado árbol genealógico y revelan aspectos anteriormente desconocidos de estas especies increíblemente diversas que dominaron el planeta durante casi 165 millones de años.
Restos fósiles encontrados en la isla de Skye revelan que este animal extinto, bautizado como Ceoptera evansae, pertenece a un grupo más diverso de lo que se pensaba. Estos reptiles voladores persistieron durante más de 25 millones de años.
Gracias a tomógrafos cada vez más potentes, la paleoneurología está transformando nuestra comprensión de estos animales extintos. Investigaciones sobre el cerebro, el sistema nervioso y otros tejidos blandos que dejaron marcas en el cráneo de estas criaturas nos revelan sus capacidades cognitivas, así como también sus limitaciones.
Un nuevo análisis de los restos que se pensaba que eran de juveniles de esta famosa especie han resultado tener mandíbulas más estrechas, piernas más largas y brazos más grandes. La especie, Nanotyrannus lancensis, fue nombrada por primera vez hace décadas y luego reinterpretada.
Tras la desaparición de los dinosaurios, los fororracos (Phorusrhacidae) ocuparon el trono vacante de máximos depredadores en América del Sur. La nueva serie documental La vida en nuestro planeta (Life on our planet) de Netflix, que contó con el asesoramiento del científico argentino Federico Degrange, revela los secretos de estas mortales y enormes criaturas carnívoras que usaban sus picos como hachas o guillotinas para matar a sus presas.
En el mundo están registradas unas pocas decenas de yacimientos de icnitas —huellas en sedimentos o rocas— que demuestran la capacidad nadadora de estos animales. En este caso se trata de restos que se corresponden probablemente a espinosáuridos al intentar superar masas de agua.
Este dinosaurio saurópodo vivió en la península ibérica hace 122 millones de años. Garumbatitan morellensis, que es como lo han denominado, se ha descrito a partir de restos hallados en Morella (Castelló), ampliando así la diversidad de dinosaurios conocida en uno de los mejores registros del Cretácico Inferior de Europa.
Investigadores españoles analizaron rastros fósiles en Los Corrales del Pelejón, Galve (Teruel), y profundizaron en cómo era el ambiente y el modo en que afectaba al desplazamiento de los dinosaurios. Entre las nuevas aportaciones que arrojan aquellas huellas, se destaca la observación de que los animales caminaban en los márgenes de una pequeña laguna cercana a un cauce fluvial.
El escaso rastro de restos tempranos de los aviales, el grupo al que pertenecen todas las aves modernas, ha supuesto un escollo para la comprensión de estos animales que descendieron de los dinosaurios terópodos en el Jurásico tardío. Ahora, un estudio presenta una nueva especie, Fujianvenator prodigiosus, con una mezcla en su morfología de avianos, troodóntidos y dromaeosaurios.
Un equipo de paleontólogos ha descubierto en la provincia de Río Negro (Argentina) los restos fósiles de un enorme dinosaurio herbívoro que vivió hace 90 millones de años. Se estima que medía 30 metros de largo y que pesaba entre 40 y 50 toneladas. Su nombre, Chucarosaurus diripienda.