Hace casi una década, el Golfo de México sufrió un enorme vertido por la explosión de una plataforma petrolífera, que afectó a cientos de animales marinos. Pero hasta ahora no se habían medido qué efectos fisiológicos sufrieron. Un estudio centrado en la raya del Atlántico –protagonista del #Cienciaalobestia– confirma que el derrame perjudicó su función olfativa, lo cual tine graves consecuencias para su supervivencia.
Hoy se cumplen 25 años de una de las mayores catástrofes medioambientales de EE UU. El petrolero Exxon Valdez encallaba el 24 de marzo de 1989 en el golfo de Alaska y como consecuencia 38.000 toneladas de crudo se vertían al mar. Sus consecuencias ecológicas, económicas y sociales perduran hasta nuestros días. Numerosos estudios detallan las secuelas aún tangibles de la tragedia.