Al eliminar las reses muertas de la naturaleza, los carroñeros ayudan de forma indirecta a reducir los niveles de CO2 emitidos a la atmósfera. / Manuel Jesús de la Riva Pérez
Desde el mal de las vacas locas, la legislación europea prohibió en 2002 el abandono de reses muertas en la naturaleza para que las aves carroñeras se encargaran de su eliminación. La retirada se hizo a través de plantas industriales. Aunque desde entonces la legislación se ha modificado levemente, siguen siendo empresas autorizadas las que se ocupan de su transporte en España. Un nuevo estudio demuestra que la retirada artificial de animales ha supuesto un aumento de hasta 77.344 toneladas de CO2 al año.
Los efectos catastróficos de la desforestación no se limitan al aumento de CO2 en la atmósfera. Por primera vez, un estudio publicado en la revista Nature Climate Change examina los impactos que tiene la eliminación de los bosques tropicales, conocidos como 'los pulmones del mundo', en los sistemas eólicos e hídricos de todo el planeta. Las poblaciones sentirán el impacto de estos cambios, ya sea en Brasil, en el medio oeste de los EE UU, en Europa o en Asia.
El aumento del CO2 en la atmósfera registrado en los últimos 150 años no ha provocado un mayor crecimiento de los árboles tropicales, como se pensaba. Una investigación ha analizado los anillos de los troncos de diversas especies arbóreas de Bolivia, Camerún y Tailandia, y los resultados sugieren que los bosques tropicales no estarían compensando las emisiones antropogénicas de CO2. En cambio, los científicos han observado que necesitan menos agua y, por lo tanto, realizan un uso más eficiente de este recurso.
Un estudio liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas demuestra que la radiación ultravioleta aumenta la capacidad de captura de CO2 del océano del Ártico al suprimir la actividad bacteriana. Según los resultados, que aparecen publicados en la revista Geophysical Research Letters, el 77% de las comunidades de plancton sufren, de media, un incremento del 38,5% en su producción neta cuando están expuestas a la radiación ultravioleta natural.
Un nuevo estudio internacional, con la participación de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), muestra que la fertilización con hierro en los océanos del hemisferio sur –una estrategia para capturar dióxido de carbono y mitigar el cambio climático– puede ser menos eficiente de lo esperado. El estudio ha sido publicado en la revista Nature Geoscience.
La influencia humana en el sistema climático es clara, va en aumento, y sus impactos se observan en todos los continentes. Sin embargo, existen opciones para la adaptación al cambio climático, y con actividades de mitigación rigurosas se puede conseguir controlarlas. Estas son las principales conclusiones del Informe de síntesis publicado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.
Frente a quienes defienden que el fracking desplazará al carbón, un estudio de investigadores estadounidenses indica que un modelo energético basado en el gas no reducirá las emisiones de gases nocivos para la atmósfera. Si se sustituyera el carbón por gas natural, la emisión de CO2 oscilaría entre una disminución del 2% y un aumento del 11% en 2050. Además, aseguran que apostar por el gas desincentiva la inversión en energías renovables.
La capa de ozono de la estratosfera, una frágil capa de gas que protege a la Tierra de los dañinos rayos de sol ultravioleta, está en el buen camino para su recuperación. Esto es lo que concluye la ‘Evaluación científica del agotamiento del ozono de 2014’, elaborada por cerca de 300 científicos de 36 países distintos incluido España.