La capa de hielo de la Antártida perdió alrededor de tres billones de toneladas entre 1992 y 2017, según un análisis de la revista Nature, que publica un total de cinco estudios esta semana sobre la evolución, estado actual y futuro de este continente. Este derretimiento se traduce en un aumento medio del nivel del mar de cerca de ocho milímetros. El proceso se ha acelerado en los últimos cinco años.
El frío y el calor intensos incrementan el riesgo de accidente laboral en España en un 4% y un 9%, respectivamente. Así concluye un estudio, publicado en Environmental Health Perspectives, que revela cómo las mujeres parecen ser más vulnerables al frío y los hombres al calor. La pérdida de días laborales por la temperatura tuvo un coste anual en España de más de 360 millones de euros, lo cual equivale al 0,03% del PIB de 2015.
Un equipo científico español ha llevado a cabo un análisis de polen en sedimentos para ver las variaciones ambientales de los valles de los ríos Manzanares y Jarama, claves para el estudio del cambio climático. Los resultados del trabajo muestran cómo en los últimos miles de años ha cambiado tanto la vegetación como la temperatura. Pero a principios del Holoceno, la disminución de la vegetación se produjo más debido a la acción del ser humano que por el clima, según los autores.
Cuanto más frío es el clima, más ancho y mayor es el tamaño de la caja torácica en seres humanos. Una nueva investigación, de la que forma parte el Museo Nacional de Ciencias Naturales, ha demostrado así que las adaptaciones biológicas son clave para nuestro éxito evolutivo. Los científicos han utilizado técnicas de antropología virtual y morfometría geométrica 3D para realizar este estudio.
Las variaciones de los niveles de CO2 y otros gases de efecto invernadero se incluyen en los modelos climáticos a escala global de forma documentada y coordinada entre los científicos, pero no siempre se hace igual en las predicciones regionales. Así lo señalan investigadores de la Universidad de Murcia en un estudio donde se indica que este carencia puede afectar a los modelos de alta resolución espacial.
En Marte aparecen las huellas que dejaron antiguos ríos y lagos, pero ¿cómo pudo haber abundante agua líquida si los modelos atmosféricos indican que el clima era demasiado frío? Un análisis de las arcillas marcianas sugiere que pudieron formarse en periodos cortos más cálidos y húmedos del planeta rojo dentro de un contexto frío general.
El 2 de febrero es el Día de la Marmota. Como cada año, estos roedores saldrán hoy de sus madrigueras en EE UU y Canadá y, según la creencia popular, determinarán cuánto durará aún el invierno. Aunque este método no posee ninguna validez científica, ciertos pájaros, anfibios, insectos y peces sí tienen su peculiar modo de percibir los cambios de tiempo en su propio beneficio minutos u horas antes.
Entre los años 1300 y 1850 se produjo la Pequeña Edad de Hielo en la península ibérica, un período frío que, sin embargo, fue muy variable, con multitud de episodios extremos que condicionaron la vida diaria de las sociedades de la época. Así lo recoge el mayor estudio climático sobre ese periodo centrado en diversas características de las montañas ibéricas, como el comportamiento de los glaciares, los sedimentos de los lagos y los anillos de los árboles.
Los dos sistemas más utilizados para hacer predicciones climáticas estacionales, uno estadístico basado en datos históricos y otro dinámico con modelos numéricos, están infrautilizados y se podrían emplear para crear un sistema predictivo de sequía en Europa. Así lo señala un estudio de la Universidad de Barcelona, el Barcelona Supercomputing Center y el centro JRC de la Comisión Europea.
Un estudio, publicado en la revista Lancet Planetary Health, subraya el valor de la información climática para reforzar la detección temprana de enfermedades transmitidas por mosquito como el dengue. Esta enfermedad es particularmente sensible a los cambios de clima, ya que la temperatura afecta la proliferación y actividad del vector y la replicación del virus en el mismo.