Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han desarrollado un índice para medir la capacidad de adaptación al cambio climático de la agricultura en la cuenca del Mediterráneo. El índice elaborado, que valora el potencial económico, los recursos naturales, los recursos cívicos y la innovación agraria, ayudará a diseñar políticas que reduzcan la vulnerabilidad del sector ante el cambio climático.
Pinsapos, abetos comunes, encinas, robles albar y alcornoques son las especies que más sufrirán los efectos del aumento de temperaturas. A esto se añade la situación de los vertebrados, que verán su territorio aún más reducido a finales de siglo. Los datos se desprenden de un estudio sobre los efectos del cambio climático en la biodiversidad española presentado hoy en Madrid.
El miedo a la inestabilidad en el precio del petróleo reabre de forma constante la posibilidad de explotar los ricos recursos de hidrocarburos del Ártico. La región se enfrenta a su propia paradoja: el deshielo producido por el cambio climático acrecienta la posibilidad de que se acceda a un petróleo antes remoto. Su explotación también agravará los efectos del calentamiento.
El cambio climático de hace 300.000 millones de años influyó en los bosques del este de los Andes, en la selva amazónica. Según un estudio internacional que se publica hoy en Science, la temperatura sería el principal modulador de esta vegetación.
Científicos recogiendo muestras durante la campaña RADMED.
Así lo ha destacado hoy en Madrid Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC). Según Figueres, los Acuerdos de Cancún supusieron un gran paso para los países pero fueron “insuficiente”. La esperanza de alcanzar un acuerdo vinculante en la próxima cumbre de Durban (Sudáfrica) parece desvanecer.
El cambio climático se sube al escenario para convertirse en el protagonista de una obra de teatro.
El sistema de drenaje interno de la capa de hielo que cubre Groenlandia evita que se acelere el flujo hacia los océanos durante los veranos calurosos. Así lo revela una investigación europea publicada hoy en Nature. Sin embargo, los científicos niegan que la región helada esté “a salvo” del cambio climático.
La temperatura del agua situada en el Atlántico subtropical experimentó un descenso de 0,15ºC entre 1998 y 2006. Así lo revela un estudio liderado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO) que sugiere que la circulación causada por el viento podría ser responsable de este “inusual” comportamiento.