Ayer daba comienzo la Cumbre de Líderes sobre el Clima, una conferencia virtual organizada por la Casa Blanca en la que participan 40 líderes internacionales. Joe Biden, presidente estadounidense, en su regreso a las negociaciones climáticas se ha comprometido a recortar sus emisiones entre un 50 % y un 52 % para el final de esta década.
La energía solar es una de las mayores aliadas en la lucha contra la crisis climática y en el cumplimiento del Acuerdo de París, firmado hace hoy cinco años. En España, el objetivo es multiplicar por cuatro la potencia instalada para 2030. Pero las descomunales plantas fotovoltaicas que proliferan ya están transformando el paisaje natural y alterando el hábitat de la vida silvestre.
La nueva normativa española verá la luz en un momento de pandemia en el que la Unión Europea está haciendo un esfuerzo histórico para “modernizar” la economía, entendiendo por tal la suma de la digitalización y la transición ecológica. Además, su texto insiste en un cambio que incorpore los criterios de justicia social, con un modelo de desarrollo sostenible que genere empleo decente y contribuya a la reducción de las desigualdades.
El cambio climático ha calmado los vientos de los bosques boreales de las latitudes más altas. Un estudio, con participación española, ha permitido analizar las consecuencias de esta dinámica en los ritmos de la naturaleza y concluye que la tranquilidad de los vientos está favoreciendo la productividad de la vegetación.
La pandemia es una oportunidad para que los gobiernos se replanteen el modelo económico y de producción que ha desencadenado una crisis climática. Sin embargo, el G20 sigue destinando un 60 % más a actividades de combustibles fósiles que a inversiones sostenibles. “Vemos el problema a medio y largo plazo, por eso no actuamos como lo hemos hecho con la covid, pero los efectos pueden ser mucho peores.”, asegura Peñuelas, investigador del CSIC.
Enviar un email, ver una película por streaming, comprar on line o hacer una videollamada se han convertido en acciones cotidianas en la pandemia. Pero cada una supone un impacto ambiental no solo en forma de emisiones de CO2, sino también en gasto de agua y tierra. La mayor huella recae en la transmisión de datos.
Las enfermedades no golpean a todos por igual. El lugar donde se vive y trabaja, el nivel de ingresos y otras dolencias influyen en la salud, algo que está sucediendo también con la covid-19. Algunos expertos plantean que estamos ante una sindemia y que, para afrontarla, la medicina no basta.
Desde la época romana, los veranos europeos son cada vez más calurosos y secos, pero la tendencia desde hace seis años se ha intensificado, según la mayor y más detallada reconstrucción de las condiciones hidroclimáticas veraniegas en Europa central de los últimos dos milenios. La crisis climática y los cambios en las corrientes del chorro son las causas más probables de este fenómeno.