El pacto al que se llega el día después de la fecha prevista para el fin de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático consigue mantener el objetivo de París de no superar el umbral de seguridad de calentamiento global que marca la ciencia: 1.5 ºC sobre los niveles preindustriales. En él se pide a los Estados iniciar una transición para alejarse de los hidrocarburos, "de manera ordenada y equitativa".
Guterres asegura que hay que ofrecer un plan claro para triplicar las energías renovables y duplicar la eficiencia energética, sin dejar de abordar la causa fundamental de la crisis climática: la producción y el consumo de gas y petróleo. Esta transformación debería tener en cuenta "el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, en función de las circunstancias nacionales", en sus palabras.
Además del secuestro de los gases de efecto invernadero de la atmósfera, hay que apostar por restaurar la naturaleza, según Alícia Pérez-Porro, coordinadora científica del CREAF. El énfasis, señala, tiene que ir más allá del clima, para atender también otras necesidades como lo que vamos a respirar, comer o beber.
Hacer más operativa la justicia y dotarla de nuevas herramientas para una adaptación climática más efectiva es uno de los objetivos principales del trabajo de Susana Borràs. Esta profesora de derecho ambiental estudia aspectos de esta emergencia, como la justicia climática, los derechos humanos ambientales y el de las personas que defienden el medio ambiente.
En su discurso de apertura de la cumbre de líderes de la COP28, que se celebra en Dubái, António Guterres ha asegurado que, para evitar el colapso planetario, los gobiernos deben acordar la eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles. A los dirigentes de las empresas petroleras les ha pedido que no sigan apostando por un modelo de "negocio obsoleto".
Un informe publicado en The Lancet revela que la inacción frente al cambio climático acarreará, cada vez más, la pérdida de vidas humanas. Sus autores denuncian la “negligencia” de los gobiernos, las empresas y los bancos que siguen invirtiendo en combustibles fósiles.