Los elefantes viven muchos años no sólo porque su tamaño les protege de los depredadores, sino porque su gran cerebro (relativo al tamaño de su cuerpo) les permite encontrar alimentos cuando llega la estación seca.
Cría de rata bebiendo alcohol durante el estudio.
Imagen de microscopia confocal de las células madres quiescentes del hipocampo adulto, el citoplasma está marcado en rojo y el núcleo en verde.
Con más de 100.000 millones de neuronas, el cerebro humano es el órgano que hace que cada persona sea única. Ahora, científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE UU) han identificado un solo gen que sirve como regulador maestro del desarrollo del cerebro humano, encargado de convertir las células madre no diferenciadas en los muchos tipos de células que componen el cerebro.
Células gliales entre neuronas.
El registro de la actividad eléctrica de las neuronas puede servir para realizar diagnósticos en pacientes epilépticos. Liset Menéndez de la Prida, experta del instituto Cajal, centro madrileño perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha explicado esta línea de investigación en un seminario de investigación que se ha celebrado hoy en el Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl), con sede en Salamanca. Aunque los científicos de estos dos centros trabajan en tipos de epilepsia distintos, algunas herramientas de trabajo son comunes, según ha señalado.
Un equipo de investigadores, entre los que se encuentran científicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (CSIC), ha descubierto que el cuerpo estriado, una zona situada en la base del cerebro anterior influye en la inversión del aprendizaje, es decir, en la capacidad de interiorizar una regla y saber emplearla al revés. El estudio abre una vía para buscar tratamientos más eficaces contra enfermedades como la esquizofrenia o la depresión.
Ante la ira, aumenta la frecuencia cardiaca, la tensión arterial y la producción de testosterona, disminuye el cortisol (la hormona del estrés), y el hemisferio izquierdo del cerebro se activa más. Así lo indica una nueva investigación liderada por científicos de la Universidad de Valencia (UV) que analiza los cambios en la respuesta cardiovascular, hormonal y de activación asimétrica del cerebro cuando nos enfadamos.