Investigadores españoles han señalado un nuevo elemento responsable de las mutaciones de ADN: la cromatina. La inestabilidad genómica es el principal factor de riesgo en el desarrollo de tumores en el ser humano. De ahí la importancia de comprender su origen para explorar posibles dianas terapéuticas.
El rol de los ribosomas como guardianes de la información genética necesaria para sintetizarse podría usarse en terapias dirigidas contra estas patologías. Así concluye un nuevo estudio, publicado en Molecular Cell, que revela cómo la inhibición de la biogénesis ribosómica está actualmente siendo considerada como estrategia terapéutica contra muchos cánceres.
Ratones bioluminiscentes, denominados MetAlert, permiten visualizar in vivo cómo los melanomas actúan a distancia antes de formar las metástasis, y cómo estas señales se reactivan cuando la cirugía no es eficiente. Investigadores del CNIO han identificado nuevos mecanismos de metástasis inducidos por lesiones de muy pequeño tamaño en la piel. Uno de los factores identificados es la proteína MIDKINE, que representa un nuevo biomarcador de progresión y una posible diana para tratamiento.
Un equipo de científicos de la Universidad de Granada y la Universidad de Málaga ha conseguido por primera vez transportar un fármaco antitumoral muy tóxico denominado paclitaxel en microcápsulas huecas, generadas mediante “semillas” de oro para evitar los graves efectos secundarios. Los investigadores han podido ensayarlas con éxito en cultivos de células tumorales de cáncer de mama.
Un estudio con casi 10.000 mujeres portadoras de mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, llevado a cabo en Reino Unido, ha descubierto que el riesgo de que desarrollen cáncer de mama o de ovario se debe tanto a los antecedentes familiares como a la ubicación precisa del fallo genético. Los investigadores, liderados por la Universidad de Cambridge, creen que los datos obtenidos servirán para mejorar el tratamiento de las pacientes.
El 75% de los supervivientes de cáncer infantil experimenta alguna secuela tardía y el 25% de ellas son severas o potencialmente mortales. / Cinta Arribas
Cerca del 80% de los menores que sufre algún tipo de cáncer logra superarlo. Pero su lucha no termina cuando reciben el alta médica. Problemas cardíacos, endocrinos, de fertilidad o incluso la aparición de un nuevo tumor son algunos efectos secundarios que pueden manifestarse muchos años después. Para prevenir y afrontar estas secuelas, los supervivientes piden un protocolo de seguimiento a largo plazo.
Un modelo teórico describe una situación en la que las células tumorales mueren de forma repentina para dejar sobrevivir únicamente a las células sanas. El hallazgo, que permite llevar al colapso a las células tumorales, aporta valiosas pistas sobre cómo interrumpir el crecimiento tumoral mediante una terapia adecuada.
Un equipo científico de la Universidad de Málaga ha diseñado un algoritmo que indica qué células dentro de un mismo tumor presentan una mayor sensibilidad a ciertos fármacos frente a otras que oponen más resistencia. Los resultados del trabajo ayudarán a investigar enfoques terapéuticos más precisos.