Las variedades de aves que han logrado adaptarse a los entornos urbanos poseen un cerebro más grande respecto a sus cuerpos que las que viven fuera de las ciudades. Así lo revela un estudio publicado en Biology Letters, que demuestra que las áreas urbanizadas podrían mermar la biodiversidad de la avifauna.
El encinar es uno de los bosques más representativos de la Península Ibérica y da refugio a especies amenazadas, como el águila imperial ibérica y el lince ibérico. A pesar de su importancia, este ecosistema se está convirtiendo cada vez más en un hábitat modificado por el ser humano, hasta el punto de que en ocasiones ya no se considera a los encinares ‘bosques’ como tal.
La falta de depredadores favorece las aptitudes innovadoras de las aves de ciudad y, en definitiva, la tendencia a comportarse de manera más inteligente que las de otros ambientes. Es la conclusión de un estudio que da nuevas pistas para entender el éxito que muchas especies invasoras tienen en nuestras urbes.
Los datos de distribución de aves nidificantes en Cataluña muestran que los indicadores de cambio climático pueden estar más influenciados por el tipo de usos del suelo que por el propio cambio climático, según un estudio del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña.
Los autores utilizan datos de distribución de aves nidificantes en Cataluña.
Los autores utilizan datos de distribución de aves nidificantes en Cataluña.
Hasta ahora, la comunidad científica presumía que los animales salvajes morían antes de hacerse viejos. Un equipo hispano-mexicano de científicos demuestra ahora por primera vez en una población salvaje de aves (Sula nebouxii) que hay envejecimiento en la capacidad para vivir en la naturaleza y para reproducirse.
El 26 de abril de 1986 se produjo al noroeste de la ciudad ucraniana de Chernóbil el mayor accidente nuclear de la historia. A pesar de la extensión del desastre, 25 años después se desconoce aún su incidencia real. Un equipo de investigación internacional demuestra ahora por primera vez que las aves pueden ser más susceptibles a la radiactividad por la coloración de su plumaje.
Una de las aves incluidas en el estudio, la golondrina común (Hirundo rustica), con una coloración rojiza en su garganta