Los técnicos del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), cerca de la ciudad suiza de Ginebra, han logrado colisionar haces de partículas con una intensidad superior a la establecida hasta ahora por el laboratorio Fermilab de EE UU. El logro facilita la búsqueda del escurridizo bosón de Higgs, cuya existencia o no se afanan en confirmar los físicos.
Juristas y criminólogos de la Universidad de Cádiz pondrán en marcha un Observatorio sobre de la Discriminación, a través del cual se denunciarán prácticas excluyentes puestas de manifiesto en los medios de comunicación.
Por primera vez se ha evaluado el papel que juegan la investigación y el desarrollo en la probabilidad de que las empresas patenten innovaciones. Un equipo de investigación de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) ha determinado que los efectos de la I+D son no lineales, dinámicos, dependen de la calidad de la patente y poseen una fuerte inercia sobre la actividad innovadora de otras compañías.
Investigadores de la Universidad de Salamanca han hallado que el parásito Dirofilaria immitis, un gusano de la familia de las filarias, no sólo afecta al sistema cardiovascular y pulmonar de animales como el perro y el gato, sino también al sistema renal y que, además, cuando se encuentra en esta fase es un indicador de que la enfermedad, conocida como dirofilariosis, está ya en una fase aguda, con lo cual, los tratamientos tienen que ser distintos.
El 26 de abril de 1986 se produjo al noroeste de la ciudad ucraniana de Chernóbil el mayor accidente nuclear de la historia. A pesar de la extensión del desastre, 25 años después se desconoce aún su incidencia real. Un equipo de investigación internacional demuestra ahora por primera vez que las aves pueden ser más susceptibles a la radiactividad por la coloración de su plumaje.
Un grupo de investigadores del Departamento de Biología Celular de la Universidad de Granada, liderados por el profesor Miguel Ángel Cuadros, descubren indicios de la influencia de las células microgliales, que se encuentran en el Sistema Nervioso Central y son responsables de eliminar restos celulares en el ojo, en la muerte de células fotorreceptoras, es decir, las encargadas de convertir la luz en señales reconocibles por las neuronas. De comprobarse al 100% esta hipótesis ayudaría a explicar y tratar ciertas enfermedades degenerativas de la retina como la retinosis pigmentaria, el Síndrome de Usher o la degeneración macular asociada a la edad (DMAE).