Las frías aguas del mar de Weddell, en el océano Antártico, han sido el escenario del descubrimiento de una nueva especie de invertebrado marino: el nudibranquio Doto carinova. Investigadores de la Universidad de Barcelona y centros alemanes son los autores del hallazgo.
Durante los últimos 50 años, el calentamiento en el Ártico ha sido rápido mientras que el océano Antártico se calentado poco o nada.
Un equipo de científicos ha detectado por primera vez el parásito sanguíneo Babesia en colonias de pingüinos de la Isla Decepción en la Antártida. Este parásito lo transmite una especie de garrapata y su presencia puede ser un indicador de los efectos del cambio climático en esta zona.
Con el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero, el hielo de la Antártida continuará derritiéndose por el incremento de las temperaturas y, en consecuencia, provocará un aumento del nivel del mar de un metro para el año 2100 y de hasta 15 metros para 2500, según un nuevo estudio. Estas estimaciones duplican las previsiones actuales del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático.
La Antártida alberga una gran diversidad de cuerpos de agua dulce y ecosistemas terrestres, donde comunidades microbianas cumplen una función esencial en términos de biomasa e incorporación de nutrientes que, posteriormente, circulan a lo largo de todo el ecosistema terrestre polar. Sin embargo, con el cambio climático, los científicos han observado la presencia de placas blanquecinas y redondeadas distribuidas a lo largo de los tapetes microbianos que dominan los ecosistemas acuáticos que afectan a la actividad biológica.
El deshielo de los glaciares de la Antártida oriental, provocado por el cambio climático, ha destapado nuevas zonas donde los pingüinos Adelaida pueden alimentarse y reproducirse. De hecho, desde la última edad de hielo, su población se ha multiplicado por 135. Sin embargo, el nuevo estudio demuestra que esta explosión poblacional no es uniforme; en otras áreas del continente helado estas aves están en declive.
Visionario y aventurero, el científico Claude Lorius –nacido en Besançon (Francia) hace 83 años– ha dedicado su vida a estudiar la nieve de los casquetes polares y a desentrañar milenios de historia del clima. Hace 30 años, halló unas muestras de hielo en el lugar más frío del mundo, que demostraban por primera vez la implicación del ser humano en el cambio climático actual. A pesar de las evidencias, el glaciólogo aún lucha para que su mensaje científico cale en forma de decisiones políticas.
La placa de hielo de la Antártida occidental pierde cada vez más masa, un fenómeno que se aprecia especialmente en la zona del mar de Amundsen. Para confirmar la inestabilidad de esta región, un equipo de científicos alemanes ha desarrollado una serie de simulaciones por ordenador a largo plazo. Los resultados demuestran que en los próximos siglos o milenios su deshielo provocará un aumento de tres metros en el nivel del mar.
Las anomalías del clima a gran escala pueden tener efectos inmediatos sobre el comportamiento y la dinámica de la población de los pingüinos rey. Para corroborarlo, los científicos han hecho un seguimiento durante 16 años del comportamiento de estos animales y de sus viajes.