Los estudios en personas con este grave problema de salud pública muestran que las limitaciones para controlar la infección por coronavirus han mermado su estado de salud. Los expertos afirman que para mejorar su calidad de vida es necesario un abordaje integral, con ejercicio físico y terapia psicológica, no solo fármacos.
Un estudio publicado en la revista The Lancet confirma el fuerte impacto de la covid-19 en la salud mental, con 53 millones de casos adicionales de depresión severa y 76 millones más de episodios de ansiedad en 2020. Aunque se trata de un problema global, la población más afectada son las mujeres y los más jóvenes.
Las muertes por conductas suicidas han aumentado en 20.000 en los últimos 30 años en todo el mundo y la pandemia no ha mejorado la situación. Expertos de distintas disciplinas coinciden en que es necesario tratar el tema para hacerle frente, sin sensacionalismos y con fuentes fiables.
La covid-19 ha afectado a la situación económica, laboral y familiar de las personas y ha impactado enormemente en nuestra salud mental. Países como España sufren un repunte de casos de ansiedad, depresión y estrés.
El análisis de 65 estudios constata un secreto a voces de la pandemia. Uno de cada cinco profesionales sanitarios de todo el mundo ha sufrido depresión, ansiedad o trastorno de estrés postraumático en los meses de crisis sanitaria; un porcentaje muy alto si se compara con el experimentado por la población general.
En España, un 38 % de las mujeres gestantes tenía síntomas de depresión y un 59 % de ansiedad durante el confinamiento, un porcentaje mucho más elevado que el encontrado en la población general. Así concluye un nuevo estudio que revela cómo el impacto emocional negativo era mucho más acusado en aquellas sin un apoyo social óptimo.
Una encuesta realizada a más de 500 profesionales de la salud, los cuerpos de seguridad, el sector de la alimentación y los medios de comunicación muestra cómo les ha afectado psicológicamente trabajar durante la primera ola de la pandemia.
La pandemia por covid-19 activa una emoción universal: el miedo. Pero este no afecta a todos por igual. Los rebrotes pueden obsesionar a los individuos con más tendencia a la ansiedad porque "les dan la evidencia de que su miedo está ajustado a la situación", explica Lacalle. ¿Cuál es el límite? "La clave es que no nos paralice".
Un nuevo estudio revela cómo el elevado número de búsquedas online sobre problemas de salud mental que los ciudadanos de EE UU han realizado durante los meses de máxima incidencia del coronavirus pone de manifiesto la necesidad de incrementar los servicios sanitarios del país.
Fueron llamados ‘héroes sin capa’ durante los peores momentos de la pandemia de COVID-19. A las patologías físicas de aquellos contagiados por el virus, se une una salud mental deteriorada. Una revisión de artículos, publicada en el Journal of Affective Disorders, analiza su efecto y qué pasaría ante una segunda oleada de la enfermedad.