Los carbohidratos han sido una excelente fuente de calorías a lo largo de nuestra historia evolutiva, cuando obtener suficientes alimentos era una lucha constante. Científicos de EE UU han descubierto que el gen de la saliva responsable de digerir el almidón podría haberse duplicado por primera vez hace más de 800 000 años, antes de la llegada de la agricultura.
De los cinco restos fósiles de bebés y fetos con este trastorno cromosómico, tres fueron encontrados en yacimientos de la Edad de Hierro de Navarra. Además, en uno de estos enclaves navarros se ha identificado el primer caso del mundo de síndrome de Edwards en población arqueológica. La investigación ha estado liderada por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Alemania, y ha contado con la participación de varias universidades españolas.
Varios estudios publicados en Nature presentan nuevos datos sobre la historia genómica de poblaciones euroasiáticas desde el Neolítico y el Mesolítico. Mediante análisis genéticos de huesos y dientes, los autores han rastreado el origen de enfermedades autoinmunes en cerca de 5.000 individuos, alguno con una antigüedad de 34.000 años.
Científicos de España y EE UU han recuperado y analizado el ADN de 146 personas que habitaron las actuales Croacia y Serbia en el primer milenio. El trabajo corrobora que la migración eslava que llegó a la región a partir del siglo VI, durante el dominio romano, representó uno de los mayores cambios demográficos permanentes en el continente europeo, cuya influencia cultural perdura hasta hoy.
Un trabajo de genética forense ha comparado el ADN extraído de un mechón de cabello del líder nativoamericano Toro Sentado, asesinado en 1890, con el de su supuesto descendiente vivo más cercano. La técnica, que ratifica por primera vez una relación familiar entre personas vivas e históricas, demuestra que el jefe sioux fue su bisabuelo.
La reconstrucción y análisis de un cráneo fósil, hallado en una cueva griega, revela que los humanos modernos habitaron al sureste de Europa hace 210.000 años, lo que podría demostrar que la salida de África del Homo sapiens se produjo antes de lo que se pensaba. En el mismo yacimiento los científicos han encontrado también un cráneo neandertal de un individuo que vivió hace 170.000 años.
Los vasos campaniformes son un tipo de cerámica que creó una cultura en la prehistoria europea. Los científicos llevan un siglo discutiendo si su uso en Europa occidental se extendió a través de prácticas sociales o por la migración de personas. Ahora un análisis del ADN de 400 esqueletos de aquella época revela que las dos hipótesis son acertadas: de Iberia al centro de Europa esta cerámica se difundió por intercambio cultural, pero a las islas británicas la llevaron los colonizadores desde el continente.
Enterramiento de un hombre de la cultura Salzmünde del Neolítico Medio, en Sajonia-Anhalt, Alemania. / Juraj Lipták, LDA
Hace unos 4.500 años se produjo una gran migración de poblaciones kurgánicas desde la estepa rusa hacia el centro de Europa, lo que favoreció la expansión de las lenguas indoeuropeas por el continente. Así lo confirma el mayor estudio genético sobre poblaciones antiguas europeas, que añade que cerca del25% de la población actual de la península ibérica parece tener sus raíces genéticas en estas poblaciones del este de Europa.
Un grupo de investigadores liderados por la Universitat Autònoma de Barcelona ha encontrado una de las primeras evidencias de mezcla genética entre europeos y asiáticos en los restos de antiguos guerreros escitas, que vivieron hace más de 2000 años en Mongolia, en el macizo de Altái. Los resultados indican, contra lo que se consideraba hasta ahora, que esta mezcla no fue fruto de una migración europea hacia el este, sino de una expansión demográfica de la población local de Asia Central, favorecida por las mejoras tecnológicas que les supuso adoptar la cultura escita.