El 21 de septiembre de 1895 nació en Murcia Juan de la Cierva i Cordorníu, ingeniero, piloto aviador e inventor del autogiro, precursor del helicóptero.
Ya desde joven mostró gran interés por el mundo de la aviación. En su adolescencia fundó la B.C.D. junto con sus amigos José María Barcala y Pablo Díaz, con los que compartía esta afición. Los tres construyeron el primer avión biplano español que logró volar de manera aceptable –bautizado como BCD-1, el Cangrejo–, cuando Juan de la Cierva tenía solo 16 años. El aeroplano contó con un pasajero y fue pilotado por el francés Jean Mauvais.
Los tres amigos construyeron un segundo avión al año siguiente, el BCD-2, pero no logró volar con la eficiencia del primer modelo.
Durante los años siguientes estudió Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, debido a que por aquel entonces no existía una formación específica en Aeronáutica. Sin embargo, su formación en Matemáticas y Física le ayudarían para sus invenciones futuras.
En 1919 presentó el biplano trimotor de hélices tractoras, su proyecto de fin de carrera. Sin embargo, el accidente de su piloto, Julio Ríos, impulsó a Juan de la Cierva a diseñar una aeronave más segura. Surge así la idea del autogiro, que sustituía las alas fijas por unas palas rotatorias situadas en la parte superior de la aeronave.
Después de haber creado tres prototipos que no tuvieron éxito, su cuarto modelo, el C-4, consiguió sobrevolar el aeródromo de Getafe (Madrid) el 17 de enero de 1923. El día 31 de ese mismo mes, consiguió llevar a cabo un vuelo en un circuito cerrado de 4 km en el aeropuerto madrileño de Cuatro Vientos.
A partir de ese año se fabricaron distintos modelos de autogiro más perfeccionados. El invento otorgó a Juan de la Cierva popularidad y reconocimiento internacionales, y le sirvió para lograr financiación en sus proyectos futuros, aunque no tuvo tanta expansión en España por la falta de recursos.
Su autogiro daría vida más adelante al helicóptero, algo que su precursor no llegó a ver debido a su muerte el 9 de diciembre de 1936 a los 41 años, cuando el avión en el que iba a realizar el vuelo Londres-Ámsterdam se estrelló cerca del aeródromo de Croydon a causa de la escasa visibilidad.