Investigación “de narices”

Investigación “de narices”

Las neuronas olfatorias crecen y migran durante toda la vida y se ha comprobado que la pérdida de olfato es uno de los primeros indicadores de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer. Además, en especies como los insectos, este sentido es la fuente principal de información para buscar alimento, pareja o lugares de crianza. Para conocer mejor las implicaciones neurológicas y moleculares de la percepción de los aromas, el Grupo de Neurogenética de la Universidad de Oviedo está llevando a cabo ensayos que se centran en Drosophila, la mosca de la fruta, pero los resultados son aplicables a diversas especies.

A la izquierda de la imagen puede verse cómo los investigadores introducen un electrodo de registro en los pelos receptores del olfato que se encuentran en las antenas de Drosophila. Imagen cedida por F. Martín.

Fuente: FICYT
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