Alberto Castro Muñiz trabaja a 106 Km de la central nuclear de Fukushima, concretamente en la Universidad de Tohoku, en Sendai. Allí este joven asturiano y doctor en Física contribuye a diseñar materiales nanoestructurados que se utilizarán en pequeñas celdas biológicas de combustible, con el fin de que puedan extraer energía eléctrica partir de los fluidos corporales y hacer funcionar con ella dispositivos implantables como los marcapasos. A escasas semanas de cumplirse un año del desastre nuclear, la creación científica se empeña en proyectarse hacia el futuro en un entorno marcado por la imprevisibilidad de la naturaleza. En la imagen, Alberto Castro en la Universidad de Tohoku (Japón). Foto: A. C.