Hace 100 años que Kikunae Ikeda descubrió las propiedades saborizantes del glutamato, un aminoácido no esencial usado tradicionalmente para mejorar el gusto de muchos alimentos fermentados o maduros, como los tomates maduros o el queso. Una nueva investigación muestra ahora que existe un receptor en la lengua que se activa exclusivamente con el glutamato.