Investigadores de Países Bajos han desarrollado una estrategia de seguimiento de rutas basada en estos insectos para aplicarla en robots ligeros, que pueden así recorrer largas distancias sin necesitar grandes exigencias computacionales.
El lanzador con el que Europa recupera su acceso autónomo al espacio ha despegado y puesto en órbita los satélites sin problemas, pero una anomalía ha imposibilitado desorbitar la etapa superior y destruirla en la atmósfera como estaba previsto.