Las carreras populares se han convertido en un fenómeno social. Prueba de ello son los más de 30.000 corredores que participarán este fin de semana en la maratón que acoge la ciudad de Madrid. Entre ellos se encontrará el atleta Marcos Argumosa, quien al ritmo de sus zancadas, correrá por un reto solidario para combatir el cáncer. Pero la suya no es la única carrera en aliarse con la ciencia.
La frase “correr es de cobardes” queda vacía de significado cuando se piensa en aventureros como Marcos Argumosa. Este atleta cántabro habrá recorrido la friolera de 378 km en nueve días antes de culminar su reto el próximo domingo en el maratón de Madrid: diez días a razón de 42 km por jornada, en total diez maratones consecutivas para apoyar la iniciativa Amigos del CNIO con la que, por decisión personal, trata de recaudar fondos para la investigación del cáncer.
“Creo que es importante empezar las cosas por el principio y considero que para derrotar al cáncer lo esencial es la investigación. Este fue uno de los motivos por lo que aposté por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas Carlos III (CNIO) para dar soporte a mi reto”, explica a Sinc este exinternacional en duatlón y ahora ultrafondista.
La iniciativa filantrópica a la que trata de dar visibilidad Marcos lleva recaudados más de 4.000 euros a través de la "compra" de kilómetros. Cualquier persona ha podido donar dinero a cambio de uno de los 420 km que en total recorrerá Argumosa. La recaudación final se destinará íntegramente a la investigación contra el cáncer.
Su carrera desde Reinosa hasta Madrid ha sido en solitario, pero en la penúltima etapa –la novena–, que correrá el sábado antes de la de Madrid, llegará hasta la sede del CNIO acompañado durante unos kilómetros por alguno de los investigadores que trabajan en el centro.
“Me impresionó ver el entusiasmo de los científicos por mi proyecto. Esto refuerza mi ilusión y mi deseo de superar el reto”, explica Marcos, cuyo principal objetivo es dar a conocer todo lo que se está haciendo por investigar. "Creo que mostrar el trabajo de los científicos va a aportar en futuros proyectos mucho más dinero”.
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Científicos que no solo investigan
Una de las investigadoras que acompañará a Marcos durante la novena etapa será Lola Martínez, jefa de la Unidad de Citometría de Flujo del CNIO. Para ella el reto de Marcos es una iniciativa novedosa en España, donde todavía los temas de mecenazgo están despegando, sobre todo en el ámbito de la investigación científica. "En otros países como Gran Bretaña o Estados Unidos es algo más común”, comenta a Sinc.
“En el Reino Unido, durante los cinco años en los que me estuve formando, participé en numerosos eventos deportivos para recaudar fondos para distintas organizaciones benéficas, como el Cancer Research UK, una organización científica que se financia en su totalidad del público, organizando eventos, donaciones o legados”, cuenta Martínez.
Para esta científica deportista la unión de ciencia e iniciativas solidarias en el deporte es útil. "Pero todavía en España se necesita mejorar la ley de mecenazgo para que sea eficiente", asegura quien añade que estos proyectos ayudan a concienciar a la sociedad de la importancia de la investigación básica como motor de crecimiento de un país y su repercusión en la mejora de la calidad de vida de la población.
Corriendo por el cáncer infantil
El calendario de carreras populares con fines sociales es extenso. Casi cada fin de semana se pueden hacer unos kilómetros por toda España en los que parte del dinero que se paga por el dorsal se destina a un fin benéfico.
Pero entre todas estas competiciones, una tuvo especial repercusión entre deportistas famosos y gente del espectáculo: la carrera Médula para Mateo. En su segunda edición, que se está realizando en varias ciudades de España, apuesta, una vez más, por la concienciación y la recaudación de fondos.
El mensaje es viralizable y cala en la sociedad: "Donar médula es fácil ya que con un análisis de sangre puedes salvar muchas vidas y existen muchos 'Mateos' que lo necesitan”, explica a Sinc Edu Schell, responsable del proyecto y padre de Mateo, el niño que da nombre a la iniciativa y al que se le detectó leucemia en 2013.
Chema Martínez con Mateo en el podio de la carrera "Médula para Mateo". / Runonline
Schell explica que ideas como la de Mateo, que le ponen cara al cáncer infantil, consiguieron superar las expectativas de la Fundación Josep Carreras –que lleva el recuento de donantes de médula en España–. "El objetivo era llegar a los 12.000 donantes en 2013 y se consiguieron 30.000”, afirma el padre de Mateo.
A raíz del éxito que tuvo esta iniciativa y en colaboración con el médico de Mateo, Antonio Pérez, nació en 2014 la primera edición de esta carrera para “apoyar al gran olvidado, el cáncer infantil", explica Schell. "A través de dorsales solidarios y las inscripciones de la primera, recaudamos unos 11.000 euros para el Proyecto Lydia de la Fundación Cris contra el Cáncer”, subraya.
El ganador de la primera edición de esta carrera fue el atleta español Chema Martínez que quiso poner su granito de arena para arrancar una sonrisa a aquellas personas que necesitan ayuda. Para este atleta olímpico y ganador de dos medallas en mundiales, “el mundo del deporte es bastante solidario y puede actuar como amplificador de la señal de este tipo de iniciativas para que llegue a todas las personas posibles”.
El caso de Mateo es solo un ejemplo y una cara de las miles que apoyan la lucha contra enfermedades y la investigación a través del deporte. “Aunque Mateo se cure, nosotros vamos a seguir con el proyecto para tratar de concienciar a la gente de que done médula y para ayudar en lo que podamos a la lucha contra el cáncer infantil”, recalca Schell.
Una carrera pionera y veterana
Existe desde hace 34 años una carrera que lleva la ciencia hasta en el nombre. Desde 1979 hasta el 2014, la Carrera de la Ciencia no ha faltado a su cita –excepto en dos ocasiones en los años 80–. Esta carrera, organizada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), llegará en octubre de este año a su 35ª edición.
Participantes del primer cross de la Residencia de Estudiantes en 1925. / Carlos Cisneros
Los orígenes de esta carrera internacional se remontan a 1925. Se corría campo a través y se celebraba como parte del curso atlético de la Residencia de Estudiantes. Los 3.000 metros que se disputaban entonces por barro, forman parte hoy del actual circuito asfaltado de la carrera.
Carlos Cisneros, el organizador de la carrera, cuenta a Sinc los orígenes de la prueba. “En 1979 acababa de entrar la democracia en España y necesitaba consolidarse. De estar prohibida la reunión en la calle de grupos de más de ocho personas se pasaba a centenares de personas corriendo y en pantalón corto. Estas carreras eran casi un acto de manifestación por la libertad”, recuerda.
En su memoria quedó grabada la primera edición disputada en la Casa de Campo en la que solo pudieron participar los empleados del CSIC y sus familiares. "Ya en la siguiente se abrió a todo el público y en las últimas ediciones se llega a los 8.000 participantes", añade Cisneros.
Por esta prueba han desfilado atletas de la talla de Julio Rey, Luís Miguel Landa o Martín Fiz. Sin embargo, hay un corredor especial que ha disputado varias ediciones: Ginés Morata –premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 2007– que corre la carrera siempre que puede e incluso ha invitado a científicos internacionales. "Es un gran embajador, tanto de la ciencia como de nuestra carrera”, indica el organizador.
Famosos o no, los corredores se involucran cada vez más y de forma activa en la recaudación de fondos para la investigación. En dos días termina la carrera de Marcos pero, tanto él, como Ginés, Edu, Carlos, Chema y Lola tienen un reto común: servirse del deporte para ayudar a la ciencia. Sus zancadas solidarias serán su mejor legado.