Es un sistema completo: procesa información, tiene una gran capacidad de almacenaje, requiere de un bajo consumo energético y es fácilmente movible, aunque su funcionamiento puede alterarse con ciertos 'virus'. No se trata de una nueva herramienta informática, sino del motor del cuerpo humano, el cerebro, un órgano cuya complejidad resulta uno de los grandes retos científicos a desvelar.
“El cerebro representa la culminación de la complejidad organizativa: alberga los recuerdos, las emociones, el intelecto y controla de una manera eficiente el organismo”, explica a SINC José Valero, investigador del departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Sevilla (US).
Comprender cómo funciona este órgano es el gran enigma que los investigadores se esfuerzan por desvelar con el fin de “encontrar soluciones eficaces para las principales enfermedades cerebrales como Parkinson, Alzheimer y un largo etc.”, señala Valero.
¿Qué logros se han conseguido hasta ahora y cuáles son las principales vías de investigación sobre neurología? La respuesta se ofrece estos días en varias ciudades españolas, y en más de 80 países de todo el mundo, con motivo de la celebración internacional de la Semana del Cerebro (BAW, por sus siglas en inglés).
“Buena parte de la investigación actual se decanta hacia los fundamentos nerviosos, fisiológicos y moleculares de las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer”, asegura a SINC Ignacio Morgado, científico del Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
Bajo su punto de vista, uno de los mayores logros alcanzados es la optogenética, “una combinación de técnicas genéticas, virología y óptica que permite activar o silenciar con gran precisión grupos concretos de neuronas dentro de un determinado circuito”.
Según Morgado, esta “fascinante” técnica será una de las que en los próximos años “aporte hallazgos relevantes sobre el modo en que el cerebro funciona y organiza los procesos mentales y el comportamiento”.
Sin embargo, el avance en la investigación depende de más de una variable. Despertar la conciencia social sobre la importancia de los estudios neurológicos para el futuro de la sociedad, sobre todo si se tiene en cuenta que la esperanza de vida va en aumento y, con ello, el número de enfermedades cerebrales, es uno de las acciones clave.
Interacción investigador-paciente
Miguel Burguillos trabaja en el centro de Neurociencias de Wallenberg (Suecia) desde 2009. Para el científico, “la gran diferencia entre la investigación que se hace en España y Suecia es la mayor inversión de capital privado que recibe el país nórdico por parte de las fundaciones”.
“Además -añade-, existe mucha interacción entre investigadores y pacientes. También se produce un alto número de donaciones de cerebros porque comprenden la importancia de esa acción altruista para el hallazgo de nuevas terapias”.
Actualmente, entre 6 y 7,5 millones de personas en España padecen algún tipo de enfermedad neurológica, según datos de la Fundación Española de Enfermedades Neurológicas (FEEN). Es más, se calcula que en 2050, tan sólo las personas con enfermedad cerebrovascular o demencia podrían sumar los 2.100.000 afectados.
Un mayor conocimiento del cerebro mejoraría “los programas de intervención psicológica para tratar los problemas emocionales y de contacto interpersonal de las personas”, señala a SINC José Antonio Portellano, doctor en Psicología en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Y es que mantener un cerebro sano es esencial para el bienestar personal.
Un órgano agradecido
“El cerebro es el órgano más plástico del organismo, el que tiene más posibilidades de modificar su estructura a lo largo del ciclo vital”, remarca Portellano. Un sudoku, un curso de jardinería o aprender a tocar un nuevo instrumento musical son prácticas que optimizan la plasticidad cerebral y ayudan a mantener un cerebro sano.
“Este órgano es tremendamente agradecido y cuando se le somete a una mayor actividad mental, refuerza su estructura: aumenta la proporción de mielina y la cantidad de neurotransmisores, piezas clave de la conducta humana”, explica el experto. “Así, si se produce daño cerebral, las personas que han ‘educado’ más su cerebro, tienen mayores posibilidades de recuperación”.
Factores externos como la cultura y la educación también intervienen en el proceso de formación del cerebro, en especial, en el campo emocional. Según el psicólogo, ambos aspectos “tienden a limitar la expresión libre de las emociones a medida que tenemos mayor edad”.
Sin embargo, “el cerebro siempre se muestra receptivo, incluso en la expresión de las emociones”, porque incluso la máquina más precisa del ser humano necesita sentir para vivir.
¿Cómo funciona la computadora humana?
El cerebro consume cerca del 20% de la energía total del organismo, la mayor parte de ella en forma de glucosa que proviene directamente del tubo digestivo, el hígado o la descomposición de los ácidos grasos.
La muerte de neuronas de un modo natural es frecuente en el órgano. También se regeneran o crean nuevas neuronas en lugares como el hipocampo o el bulbo olfatorio. Este proceso se conoce como neurogénesis. El neocórtex (“corteza nueva”) es la capa evolutivamente más moderna del cerebro y la que proporciona los recuerdos, conocimientos, habilidades y experiencia.
La enfermedad cerebrovascular, que afecta a unas 400.000 personas, es la primera causa de muerte entre las mujeres y la segunda en el conjunto de la población. Las enfermedades neurológicas suponen un 5% de los ingresos hospitalarios en España y su coste sanitario anual es de casi 11 millones de euros.