El perfeccionamiento de las falsificaciones de billetes y de documentos oficiales complica la labor de detectarlas por los medios tradicionales. Las medidas de seguridad son cada vez más sofisticadas, pero también la tecnología que se utiliza para desenmascarar las copias. Por eso, el Departamento de Informática y Automática de la Universidad de Salamanca, que cuenta con expertos en este campo, ha puesto en marcha la primera edición de un exitoso curso on line en el que se están formando miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado además de otros profesionales de empresas privadas de toda España.
Angélica González Arrieta, directora del curso Medidas de seguridad y principales falsificaciones en documentos. Detección mediante las nuevas tecnologías, ha explicado a DiCYT que además de conocer las medidas de seguridad de los documentos, esta actividad formativa pretende explicar los medios técnicos que se pueden utilizar para detectar falsificaciones, dentro de la especialidad de Documentoscopia, es decir, la rama de la Criminalística que se ocupa de determinar la autenticidad o falsedad de un documento o de su contenido, así como de la identificación de los autores de la copia fraudulenta.
Uno de los instrumentos que se pueden emplear es la lupa de Documentoscopia, capaz de ver el microtexto de los billetes de euros, por ejemplo, imperceptible al ojo humano y que cuenta con diferentes tipos de luz y de aumentos. La confección de un billete cuenta con múltiples elementos que no se observan a simple vista, entre ellos, hay microfibras de seguridad de diferentes colores que sólo se ven con una lámpara ultravioleta. Esta técnica permite también descubrir dibujos ocultos que no son copiados en las falsificaciones. Asimismo, una visión por infrarrojos con diferentes filtros permite revelar ciertas partes del billete ocultando otras. Además, uno de los aparatos más complejos y con más funciones es el Video Spectro Comparador (VSC), instrumento específico para la comprobación de medidas de seguridad en documentos, dotado con diversas fuentes de iluminación y filtros.
Sin embargo, la propia elaboración de un billete es tan extremadamente compleja que salvo en casos excepcionales basta con la exploración sensorial, empezando por el sonido que hace un billete cuando se agita, muy distinto al del papel convencional. Así, lo primero que se recomienda es tocarlo para ver el relieve. Después, mirar al trasluz para ver la marca de agua en la zona blanca, que se logra jugando con el grosor del papel, y el motivo de coincidencia, los números con el valor del billete incompletos si sólo se mira una cara. En el anverso, la banda holográfica o el parche holográfico son muy difíciles de copiar. Lo mismo sucede con el brillo de la banda iridiscente en los billetes de 5, 10 y 20 euros y con la tinta, que cambia de color en los de 50, 100, 200 y 500 euros.
Marcas de seguridad detectables en el laboratorio
El caso de los billetes es el más paradigmático, pero existen muchos otros documentos que se pueden falsificar aunque las nuevas medidas de seguridad lo hagan casi imposible, como el DNI electrónico. El nuevo carnet de identidad se imprime en varias capas, de forma que contiene imágenes codificadas y otras marcas de seguridad que sólo se pueden detectar en el laboratorio y que son criptográficas y biométricas, como las huellas dactilares. En definitiva, cada documento oficial lleva sus propias claves de seguridad.
La demanda por parte de los profesionales de este tipo de formación es tan grande que el curso, que se puso en marcha por primera vez el pasado mes de junio ha contado ya con la participación de unas 80 personas, a pesar de que aún se puede realizar la inscripción hasta el próximo 12 de septiembre. El carácter de curso on line hace que cada alumno pueda comenzar y finalizar la formación cuando quiera dentro de los plazos previstos, aunque las sesiones presenciales son de gran ayuda en el manejo de las técnicas, según González Arrieta.