Para Juan Carlos Castilla Zenobi, investigador chileno y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, la principal causa de sobreexplotación en el mar es lo que se conoce como “la tragedia de los comunes”, o lo que es lo mismo: el expolio de áreas de propiedad universal porque cada individuo busca su propio beneficio con la percepción de que los recursos son ilimitados, un suceso frecuente en las áreas marinas.
Castilla, cuyo regreso a Chile se ha visto retrasado debido al terremoto que ha asolado el país, ha contribuido a resolver el problema de la propiedad común en las zonas costeras del país austral mediante un sistema que consiste en conceder la explotación exclusiva de zonas de unas 200 hectáreas a las diferentes cofradías o “caletas” de pescadores artesanales, es decir: cuyas embarcaciones no superan los 18 metros. “De esta forma, los pescadores se comprometen a cuidar esa parcela e informar sobre sus capturas. El resultado es que contribuyen activamente a su conservación, porque la parcela está ligada a sus propios intereses económicos”, destaca Juan Carlos Castilla.
Pero antes de lograr un modelo de pesca armonioso con los ecosistemas costeros han sido necesarios diez años de investigaciones en la materia: entre los años 80 y 90, el equipo de trabajo que dirige Castilla reunió el cuerpo de conocimientos que la legislación chilena ha plasmado en su gestión pesquera. “Ahora estoy colaborando con sociólogos, porque es imprescindible involucrar a las comunidades de pescadores para el sistema funcione. De forma análoga, sería positivo habilitar fórmulas comunes a todo el Cantábrico para involucrar a los pescadores en el cuidado de la costa”, señala.
Castilla, que ha visitado Asturias invitado por la Cátedra Caja Rural del Máster en Biodiversidad Marina y Conservación de la Universidad de Oviedo, ha aprovechado la ocasión para intercambiar ideas y conocimientos en la Jornada sobre la Gestión Sostenible de la Pesca Artesanal. Un foro en el que han analizado la situación pescadores, gestores y científicos como el biólogo marino Stefan Gelcich y el Catedrático de Ecología de la Universidad de Oviedo Ricardo Anadón. Junto a él, varios investigadores “faenan” en el Cantábrico en proyectos relacionados con el trabajo de Castilla. Uno de ellos consiste en estudiar dónde se acumulan y qué rutas siguen en la costa las larvas de los organismos característicos de un ecosistema.
En esa línea trabaja el profesor de Ecología en la Universidad de Oviedo José Luis Acuña: “Las zonas costeras protegidas producen un efecto conocido como spill over o efecto rebose que alimenta de pescado y larvas a las zonas extractivas. Y para entender el sistema es preciso saber hacia dónde van las larvas que se producen en un área marina protegida”, señala.
Para contribuir a responder esta cuestión, Acuña coordina un trabajo científico sobre la formación de frentes costeros y su influencia en los ecosistemas. El interés de estos frentes radica en que actúan como “medio de transporte” y de concentración de larvas, en este caso de centollos, algas, mejillones, percebes y otros organismos: un aspecto que, como destaca el investigador, aún está poco estudiado.
“Uno de los mecanismos que originan los frentes es la confluencia de dos corrientes de agua. Al presionarse entre sí, las corrientes generan una zona de circulación convergente que se desplaza con su cargamento de larvas hacia la costa”, explica Acuña. Los investigadores que dirige han constatado recientemente la elevada capacidad de los frentes para concentrar y transportar objetos como boyas y residuos.
Pero, además de conocer estas “autopistas larvarias” del Cantábrico, el investigador indica que es necesario saber cuáles son los puntos de salida y de destino de las futuras generaciones de organismos marinos: “si conocemos cuáles son las zonas emisoras y receptoras de larvas en la costa, obtendremos un nuevo conocimiento útil para determinar ciertas zonas vitales para la conservación de los ecosistemas marinos cantábricos”, afirma. El trabajo se encuadra dentro de las actividades del proyecto COSTAS, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, y del proyecto FRENTES, auspiciado por el Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación del Principado a través de la FICYT.
Este científico asturiano colabora con los catedráticos de Ecología Ricardo Anadón y de Genética Eva García Vázquez, y dirige el Máster en Biodiversidad Marina y Conservación, impulsado desde los grupos de investigación que dirigen ambos catedráticos en la Universidad de Oviedo. Se trata de un programa formativo que se integra en el Máster Europeo Marine Biodiversity and Conservation y en el que participan otras cinco universidades europeas. Es por eso que futuros investigadores de China, Alemania, Bangladesh e Iran, entre otros países, se sientan y comparten ideas en las aulas de la Universidad de Oviedo con visitantes como Castilla.