Ya no cabe ninguna duda de la importancia de estar siempre conectados. Si tras tantos días de confinamiento, podemos mantener la cordura es porque internet nos permite seguir en contacto, entretenidos y manteniendo nuestros vínculos sociales. La fuerte presión sobre el sistema es un escenario inédito. Lo bueno es que ya estábamos preparados para la llegada de este pico de datos, pues se esperaba que la red 5G duplicara el tráfico.
Nuestras autoridades sacan pecho de la red de internet en España. Parte del mérito, efectivamente, se debe al apoyo de Red.es, pero creo que es momento de reconocerles a las grandes operadoras y distribuidores de conectividad el enorme esfuerzo y desembolso económico realizado para que hoy tengamos la red de fibra óptica más extensa de Europa.
Cerca de 24 millones de hogares en España están conectados con red FTTH (Fiber To The Home, en inglés), es decir, con latiguillo de fibra óptica directamente conectado al rúter de casa. Eso se corresponde con un 75 % de los hogares españoles. La tasa de navegación media por hogar es de 100 Mbps, siendo el décimo país del mundo en velocidad media en el hogar. Esa lista, por cierto, la encabezan Corea del Sur y Japón y solo Suecia en Europa puede mostrar estadísticas por encima de las españolas.
Pero sin duda la situación actual está estresando la capacidad de nuestras redes. La pregunta ahora es si realmente estamos preparados para soportar tanto teletrabajo, tanto streaming y tanta conectividad móvil.
Efectivamente, las operadoras confirman un aumento del tráfico por encima del 40 %. Además, respecto al consumo móvil, se ha incrementado en un 50 % el uso de las llamadas de voz y en un 25 % el tráfico de datos en el móvil. Es decir, mucha gente que está en casa navegando ni siquiera pasa a conectarse a la red wifi porque la 4G le ofrece una mejor conectividad.
Si nos comparamos con nuestros vecinos, España es el segundo país con más tráfico en internet durante esta pandemia. Curiosamente, Suecia no es la primera en este ránking, sino que es Alemania la que reporta un mayor tráfico de datos.
La fuerte presión sobre el sistema es un escenario inédito que afronta nuestra red de telecomunicaciones. Lo bueno es que ya estábamos preparados para la llegada de este pico de datos, pues se esperaba que la red 5G duplicara el tráfico en internet, y el trabajo preparando a la red para la incorporación de la 5G ya lleva meses ejecutándose y se habían empezado a sobredimensionar las redes de transmisión. Es decir, aún tenemos margen y justo nos ha pillado el toro con la barrera montada.
Las operadoras, aun así, no están confiadas. La actividad ahora es frenética para los ingenieros de telecomunicaciones y más de 15.000 personas están trabajando para que las redes de telecomunicaciones mantengan su operación sin incidentes.
Incluso en un escenario en el que, desgraciadamente, los ataques informáticos siguen a la orden del día. Y no solo eso, también están preparándose para ser más útiles tras la primera fase de contención. Es aquí donde el hecho de que la gente viva pegada a un móvil puede ser nuestro principal aliado para evitar más contagios.
Siguiendo la iniciativa de Corea del Sur, ya se está trabajando en incorporar la información de posición de los móviles para ayudar en esta pandemia. En la Comundad Valenciana, por ejemplo, ya se están haciendo pruebas para que información de movilidad anonimizada y agregada permita a las autoridades conocer si se está cumpliendo la cuarentena, detectar zonas con aglomeraciones y, sobre todo, ver por dónde se mueve la gente para saber por dónde se mueve el virus. Y, realmente, se podría ir más allá. Si, como Corea del Sur, se obligara a hacer pública, por el interés común, la información sobre el teléfono ‘contagiado’ podría pasarse a una base de datos y empezar su seguimiento.
Con la capacidad de geolocalización de los propios terminales, y de las operadoras mediante triangulación, cada caso se podría posicionar en un mapa, manteniendo el anonimato, si fuera necesario. Las personas infectadas podrán ser ‘traceados’ por la administración y por el resto de personas en su entorno.
Insisto, no estamos hablando de dar nombre y apellidos, sino de permitir que controlemos al infectado con su teléfono. El sistema, además, con inteligencia artificial podría lanzar alarmas de movilidad si dicha persona se moviera, controlar su cuarentena obligatoria, etc. Al estar el contagio geolocalizado, se podría controlar la proximidad con otros móviles, avisar a los mismos para su distanciamiento, detectar contactos pasados con otras personas y, por consiguiente, identificar a las personas a las que hacer test selectivos para confinar al virus. Todo esto no es ciencia ficción, ya hay empresas que están ofreciendo esa solución y operadoras que lo están estudiando.
Tenemos mucha fibra oscura en España, kilómetros y kilómetros de tiradas de fibra óptica que no se están utilizando y que esperan a la evolución de las redes para ‘iluminarse’ y aumentar la capacidad.
Mientras los técnicos se afanan en aumentar aún más si cabe la capacidad de la red, por lo que pueda venir, las operadoras han optado por la cautela y lanzan algunos consejos para los usuarios finales y urgen a los grandes proveedores de contenidos a tomar ciertas medidas para estar preparados ante una situación de congestión.
Por parte de los usuarios, es mejor pasarse a la wifi y liberar la red móvil, navegar en los periodos de menos actividad de la red, que son de 14.00h a 16.00h de la tarde, y por la madrugada. Sería el momento adecuado para hacer las descargas más pesadas.
Además, evitemos entre todos difundir masivamente vídeos y elijamos a ser posible el teléfono fijo, las llamadas solo de audio o, en último caso, aplicaciones de vídeo conferencia que permitan ajustar la calidad del vídeo a la congestión de red, como por ejemplo Teams o Skype.
Por parte de los grandes ‘congestionadores’ de la red, a los proveedores de streams de vídeo, como Netflix, HBO o Prime Video, se les pide limitar la calidad de sus emisiones para que así, entre todos, sigamos manteniendo las redes preparadas para reaccionar ante los asuntos realmente urgentes.
José Francisco Monserrat es catedrático de la Universitat Politècnica de València e investigador del Instituto iTEAM . También es profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicación de la UPV