A partir de 2026 se rechazarán los nombres científicos de plantas, algas y hongos con connotaciones insultantes, pero esta medida, salvo alguna excepción, no se aplicará de forma retroactiva para evitar un ingente trabajo de revisión. Tampoco se permitirán términos con menos de dos letras o más de 30. Son algunas de las propuestas aprobadas por la Sección de Nomenclatura en el marco del reciente Congreso Internacional de Botánica celebrado en la capital de España.
La nomenclatura botánica es algo verdaderamente fascinante, casi como un esperanto para las plantas. Sin importar dónde te encuentres en el mundo, puedes referirte a una planta utilizando dos palabras en latín, y ese será su nombre universalmente reconocido.
Este sistema de denominación no se deja al azar. Está regulado por el Código Internacional de Nomenclatura para algas, hongos y plantas. Este conjunto de reglas y recomendaciones garantiza claridad y uniformidad en la clasificación y denominación de estos organismos a nivel global. Este código es dinámico y se revisa cada seis años en el contexto del Congreso Internacional de Botánica.
La revisión más reciente se realizó en Madrid la semana anterior al XX Congreso Internacional de Botánica (IBC2024). En concreto, entre el 15 al 19 de julio en la sede central del CSIC, la primera vez que el evento ha ocurrido en la cuenca mediterránea.
A la reunión de la Sección de Nomenclatura asistieron cerca de 200 botánicos que revisaron 433 propuestas para modificar el llamado Código de Shenzhen, por la ciudad China donde se celebró el anterior congreso en 2017, y dar forma así al nuevo código, llamado ahora Código de Madrid.
Today marked the end of #IBC2024's nomenclature section where I acted as a volunteer. Can't wait to see you all next week! pic.twitter.com/UaIS8nCkvu
— Celia González López (@cegonzl) July 19, 2024
Las propuestas se presentan y se vota si se aceptan o no. También se pueden hacer cambios antes votarlas, y esto es lo que pasó con una de las más discutidas y controvertidas. Inicialmente planteaba rechazar nombres científicos con connotaciones insultantes o despectivas de forma retroactiva. Esto habría implicado revisar todos los nombres de plantas asignados desde el siglo XVIII, cuando Linneo estableció el sistema binomial.
Sin embargo, se aprobó una enmienda para que esta revisión o medida solo aplique a nombres publicados a partir del 1 de enero de 2026, evitando así un enorme trabajo retroactivo. Por lo tanto, ningún nombre publicado antes de esa fecha se revisará ni cambiará, en contra de lo que han clamado algunas declaraciones sensacionalistas que surgieron en la prensa.
Este tema ya había sido planteado y discutido en un artículo liderado por Pedro Jiménez Mejías, profesor e investigador de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla), titulado Proteger los sistemas estables de nomenclatura biológica permite la comunicación universal: Un llamamiento colectivo internacional y publicado (en inglés) en la revista BioScience. Firmado por más de 1500 científicos de todo el mundo. Este artículo explicaba las implicaciones de aceptar la propuesta original, cosa que finalmente no ocurrió.
Un caso especial que se votó aparte fue el de las especies con epítetos derivados de la raíz "caf[f][e]r-", como cafra, caffra, cafrorum y cafrum. Esta palabra (kaffir, en inglés) es hoy en día extremadamente peyorativa para algunas personas de África. Pero no siempre fue así: las connotaciones negativas empezaron a mediados del siglo XX.
Esto significa que, antes de que fuera ofensivo, muchas especies se describían con esa raíz simplemente para denotar que una planta crecía en ciertas zonas de África. Pero ninguna o casi ninguna planta recibió ese nombre después de que se convirtiera en peyorativo, lo que resulta muy significativo.
Sin embargo, la consecuencia hoy en día es que resulta muy difícil hablar de estas plantas en esas regiones, ya que es una palabra que incluso está prohibida en algunas de ellas, lo que crea un verdadero problema de comunicación.
En este contexto, finalmente se aprobó la propuesta, que consiste en eliminar la letra "c" de los nombres de estas plantas, para que quede como afra, affra, afrorum o afrum. Se trata de una excepción para este caso concreto.
Este cambio afectará a algo más de 200 nombres, pero en la práctica solo 56 de ellos están en uso (muchos otros son sinónimos, es decir, varios nombres que se refieren a una misma especie), de nuevo para decepción de algunos titulares.
Durante los cinco días de reuniones, de ocho de la mañana a seis de la tarde, se revisaron muchas más propuestas, a parte de estas dos que han acaparado la atención de los medios. Entre las más destacadas figura una que busca un sistema de voto más equitativo. Hasta ahora, los votos de los representantes de las instituciones variaban según el tamaño de estas. A partir de ahora, todas las instituciones tendrán un voto, independientemente de su tamaño.
Otra propuesta interesante aprobada fue la limitación del número de caracteres en los nombres de las especies: no se permitirán nombres con menos de dos letras ni más de 30, para facilitar la comunicación. Ejemplos como la orquídea recientemente nombrada Lepanthes o y la especie Ornithogalum adseptentrionesvergentulum ilustraron la necesidad de esta regulación. Este cambio también entrará en vigor el 1 de enero de 2026, por lo que las especies anteriormente mencionadas no sufrirán cambios.
La reunión también estableció nuevos comités "especiales", que son aquellos encargados de discutir ciertas temáticas complejas entre congresos, como el Comité de Ética en la Nomenclatura. Este se encargará de revisar y discutir asuntos éticos que puedan tener relación con la nomenclatura botánica, hasta la próxima reunión, prevista para 2029 en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
Finalmente, el Código debe aprobarse a final de la semana siguiente, en el propio Congreso Internacional de Nomenclatura Botánica, que tuvo lugar en el recinto ferial IFEMA y al que asistieron, aproximadamente, 3000 botánicos de todo el mundo. Allí, el Código de Madrid quedó oficialmente aprobado por unanimidad el sábado 27 de julio.
All good things come to an end. Closing ceremony of the XX #IBC2024 #ifemamadrid #fase20congresos@IFEMA@OficialSebot@RJBOTANICO@SICONGRESOS pic.twitter.com/mqxYfDtMhK
— IBC2024 (@ibc2024) July 27, 2024
En conclusión, la revisión del Código Internacional de Nomenclatura es un proceso esencial que asegura la claridad y la universalidad en la clasificación de plantas, algas y hongos. Aunque algunos cambios propuestos generaron debate y atención mediática, las decisiones tomadas en Madrid reflejan un compromiso con la equidad, la precisión y el respeto cultural, garantizando así que la nomenclatura botánica siga siendo el esperanto de las plantas.
Las decisiones tomadas en Madrid reflejan un compromiso con la equidad, la precisión y el respeto cultural
Es lamentable que la prensa sensacionalista se haya centrado en malinterpretar y exagerar ciertos aspectos, desvirtuando el verdadero propósito y los logros de este importante evento científico.
Sonia Molino de Miguel es botánica de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y una de las asistentes a la reunión de la Sección de Nomenclatura en el marco del XX Congreso Internacional de Botánica (Madrid)