Una nueva investigación comprueba los beneficios de una dieta más sana en la diabetes. Los resultados apuntan que, a mayor disminución de grasas saturadas, el riesgo de desarrollo la enfermedad se puede reducir hasta el 30% en las personas susceptibles de desarrollarla.
Un tercio de la población tiene escrito en su ADN las instrucciones para desarrollar diabetes a lo largo de la vida. Una alteración en un gen puede producir este trastorno metabólico, sin cura conocida y que altera la forma de vida de quien lo padece.
Un estudio realizado por la Universidad de Córdoba (UCO), el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC) y el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba y la Universidad Tufts de Boston (EE UU) abre la puerta a un tratamiento preventivo orientado a este colectivo.
Analizando tres poblaciones de diferentes procedencias (mediterráneos cordobeses y bostonianos tanto de origen anglosajón como puertorriqueño), el trabajo —publicado en The American Journal of Clinical Nutrition— muestra que una dieta que sustituya las grasas de origen animal por carbohidratos reduce significativamente el riesgo de que los portadores de la mutación desarrollen la enfermedad.
Cualquiera puede desarrollar diabetes a lo largo de la vida. El trastorno metabólico supone una importante losa para la calidad de vida del paciente. Le obliga a controlar de por vida sus niveles de glucosa en la sangre y a recurrir a pinchazos de insulina.
De no seguir estos cuidados, la enfermedad puede tener consecuencias en la visión, el riñón o los vasos sanguíneos. También es uno de los factores que pueden ocasionar un infarto grave de miocardio y, en el caso de haber padecido uno, es un factor de riesgo importante para que suceda otro episodio cardiovascular serio.
“Nuestro objetivo es controlar la aparición de la diabetes preferiblemente desde una actuación preventiva”, explica el investigador principal del trabajo, José López Miranda, catedrático del departamento de Medicina de la UCO, responsable de grupo de Nutrigenómica en el IMIBIC y doctor en la unidad clínica de Medicina Interna del Hospital Reina Sofía.
“La dieta es un factor que interactúa con otros, entre ellos los genéticos a la hora de determinar el riesgo de desarrollo de la diabetes”, prosigue Pablo Pérez Martínez, investigador también en la UCO. Los expertos tienen cinco líneas en el campo de la diabetes, centrados en la de tipo II, que supone entre el 90 y el 95% de los casos.
Mayor riesgo de infarto entre diabéticos
El experimento nació hace ocho años bajo la denominación de Cordioprev entre pacientes del Hospital Universitario Reina Sofía. A partir de muestras de pacientes que habían padecido un infarto grave de miocardio, se analizó la posibilidad de que volviera a suceder este accidente cardiovascular. En cinco años, el 30% de las personas vuelven a tener un evento de este tipo, pero entre las diabéticas el riesgo se incrementaba hasta el 50%.
Además, estos pacientes son mayoría entre los atendidos por esta lesión cardiaca tenían altas tasas de azúcares en la sangre asociadas al trastorno metabólico. Entre el 38 y el 40% ya habían sido diagnosticados de diabetes, y entre el 19 y 20% supo de la enfermedad durante la intervención del miocardio.
El equipo investigador analizó los factores por los que se desarrolla la diabetes, para evitar tanto las consecuencias en la vida cotidiana de las personas susceptibles a adquirir el trastorno como para reducir las afecciones cardiacas. Uno importante es la alteración de un gen; se estima que un tercio de la población dispone de esta modificación genética.
Se propuso una dieta que reducía la cantidad de grasas de origen animal, denominada saturada, y se substituyó por carbohidratos para portadores identificados en Córdoba. En el laboratorio se observó que la nueva alimentación modulaba el mecanismo de la glucosa, lo que incrementaba la resistencia a la insulina. “La relación observada es lineal, a mayor disminución de grasas saturadas en la dieta, el riesgo de desarrollo de diabetes se puede reducir hasta el 30% en estas personas susceptibles de desarrollar diabetes”.
Con el fin de universalizar el estudio, se trasladó el experimento a dos poblaciones con hábitos alimentarios y orígenes diferentes. Un equipo de la Universidad Tufts de Boston replicó el estudio en ciudadanos de origen anglosajón en un primer trabajo y en emigrantes de origen caribeño en una segunda estancia. Los resultados concordaban con los estudios previos realizados en la población cordobesa.
Asociación para la diabetes
Estudios como el realizado por los investigadores cordobeses suponen, a juicio de quienes padecen la diabetes, el mejor camino hacia la calidad de vida, en opinión de la presidenta de la Asociación para la Diabetes de Córdoba (Adicor), Claudia Medina. “En cuatro años hemos observado mejoras en el control de los niveles de glucosa, como la monitorización por sensores cuyos resultados llegan a una aplicación del móvil, lo que da bastante tranquilidad tanto a pacientes como a familiares”, explica.
Por ello, la asociación, nacida en febrero de 2016, ha empezado a colaborar con el IMIBIC para el desarrollo de una aplicación móvil sobre hábitos de vida saludables. Este proyecto europeo está coordinado por Javier Delgado y en una primera fase involucra a 20 pacientes. Se pretende monitorizar sus costumbres para desarrollar un programa que permita un seguimiento del desarrollo de la enfermedad con mayor precisión.
Referencia bibliográfica:
Ruth Blanco Rojo, Javier Delgado Lista, Yo-Chi Lee, Chao Qiang Lai, Pablo Pérez Martínez, Oriol Rangel Zúñiga, Caren E. Smith, Bertha Hidalgo, Juan F. Alcalá Díaz, Francisco Gómez Delgado, Laurence D. Parnell, Donna K. Arnett, Katherine L. Turner, José López Miranda and José M. Ordovás. ‘Interaction of an S100A9 gene variant with saturated fat and carbohydrates to modulate insulin resistance in 3 populations of different ancestries’. Am J Clin Nutr August 2016. vol. 104 no. 2 508-517. doi: 10.3945/ajcn.116.130898.