Un grupo de investigación, con participación española, ha creado una potente base de datos genética con la que poder identificar a víctimas y desaparecidos en el país centroamericano. Para ello, se ha analizado la variación genética de 248 hombres y 143 mujeres con una gran resolución.
El Salvador, como otros países de Centroamérica, ha sufrido represión y violaciones de derechos humanos desde la época colonial. De hecho, la injusticia social en el país persistió y fue un desencadenante importante del conflicto armado de 1980 a 1992.
Durante la guerra, se produjo un gran número de víctimas no identificadas y de desaparecidos, tanto adultos como niños, algunos de los cuales fueron dados en adopción de forma ilegal.
Pese a los grandes avances después de los Acuerdos de Paz para finalizar la guerra en 1992, el país todavía se enfrenta cada día al crimen y la violencia, que amenazan el desarrollo del pueblo salvadoreño.
Esta situación de inestabilidad ha disparado el número de migraciones a otros países, especialmente de salvadoreños que arriesgan su vida para cruzar la frontera entre México y EE.UU. Sin embargo, hasta ahora El Salvador no disponía de una base de datos forense completa que permitiera valorar la correspondencia genética entre los restos de un desaparecido y sus familiares.
Ahora, un equipo de investigación del Servicio de Genómica de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y del Instituto de Biología evolutiva (IBE), un centro mixto del CSIC y la UPF, ha desarrollado una base de datos genéticos de 400 individuos salvadoreños que constituirá una potentísima herramienta para identificar de forma más certera los restos de desaparecidos en El Salvador y en la ruta del migrante. La investigación se ha publicado en la revista Forensic Science International: Genetics.
El equipo de investigación, liderado por Ferran Casals, anteriormente jefe del Servicio de Genómica de la UPF y por Francesc Calafell, investigador principal en el IBE, ha trabajado con el equipo dirigido por Patricia Vásquez de la Asociación Pro-Búsqueda, que gestiona una base de datos de perfiles genéticos de familiares que siguen buscando a sus niños desaparecidos durante el conflicto armado, y de jóvenes ya encontrados por Pro-Búsqueda.
Eduardo García, Director Ejecutivo de Pro-Búsqueda, afirma “nuestra asociación ha podido resolver más de 400 casos de niños que fueron dados en adopción en un contexto de violencia. Uno de nuestros objetivos es fomentar el estudio de la Genética en nuestro país para identificar a los desaparecidos y gracias a proyectos como éste lo estamos consiguiendo. Empecemos a ver resultados y mejoras en justicia y democracia, que nos ilusionan y son muy necesarias”.
“Ha sido un proyecto innovador, en el que hemos desarrollado aplicaciones pioneras de las tecnologías más avanzadas de secuenciación de ácidos nucleicos en la genética forense. Además, el intercambio y la colaboración con investigadores de El Salvador han sido enormemente estimulantes y enriquecedores para todos”, añade Casals.
Hasta ahora, no existía una base de datos genética, de este tipo, de las poblaciones de países de Centroamérica. La nueva base de datos ha permitido caracterizar la diversidad de la población de El Salvador para realizar mejores identificaciones de las personas desaparecidas.
“Cuando tenemos una coincidencia entre dos muestras, una de un desaparecido y una de un potencial familiar, la base de datos nos sirve para valorar la probabilidad de que esas personas tengan un parentesco, comparándolas con el resto de la población de El Salvador”, detalla Calafell. “Es decir, encontrar coincidencias en una variante genética que es muy rara en aquella población será una evidencia con más peso que si encontramos una coincidencia en una variante muy frecuente”.
Gracias a la buena resolución de los marcadores genómicos secuenciados, y a la gran cantidad de secuencias de individuos acumuladas, la base de datos nos ha permitido ir un poco más allá y no sólo identificar a padres e hijos, sino parentescos más lejanos
La herramienta desarrollada ha demostrado ser muy potente y robusta. “Gracias a la buena resolución de los marcadores genómicos secuenciados, y a la gran cantidad de secuencias de individuos acumuladas, la base de datos nos ha permitido ir un poco más allá y no sólo identificar a padres e hijos, sino parentescos más lejanos”, añade Calafell , también profesor en el Departamento de Medicina y Ciencias de la Vida de la UPF.
Este trabajo abre la puerta a poder identificar a personas que han desaparecido en otras situaciones, como los migrantes que han muerto en el camino para llegar a EEUU (y qué fracción de éstos son salvadoreños), dato que a día de hoy se desconoce. Sin embargo, la nueva herramienta se podrá utilizar para cualquier aplicación de la genética forense, como identificar restos humanos en la práctica de los casos criminales o en situaciones donde el ADN recuperado esté muy degradado.
Referencia:
Casals, Rasal et al. "A forensic population database en El Salvador: 58 STRs y 94 SNPs". Forensic Science International: Genetics.