Un equipo de la Universidad de Columbia, en EE UU, ha modelado la rápida y expansiva propagación de conductas suicidas en ese país después de que tres famosos se quitaran la vida. Los investigadores esperan que sus hallazgos puedan ser empleados por los servicios de prevención y salud mental.
Se ha debatido mucho sobre el efecto contagio que pueden tener los suicidios, esto es, cómo la cercanía real o percibida con alguien que se ha quitado la vida puede aumentar el riesgo de que personas vulnerables hagan o intenten imitar estas conductas. ¿Pero se puede cuantificar este efecto? Esto es lo que se han preguntado investigadores de la Universidad de Columbia (EE UU) en un estudio publicado esta semana en la revista Science Advances.
Para ello, el equipo, liderado por Jeffrey Shaman, catedrático de Ciencias de la Salud Medioambiental en esta universidad, ha desarrollado un modelo computacional que revela la rápida y expansiva propagación de conductas suicidas, después de tres casos muy conocidos: el del actor Robin Williams, que se quitó la vida en 2014, el de la diseñadora de moda Kate Spade y el del experto culinario y presentador de TV Anthony Bourdain. Estos dos últimos se suicidaron en 2018 con tres días de diferencia.
El objetivo de la investigación era examinar la dinámica subyacente en la propagación suicida. Descubrieron que los sucesos de 2014 y los de 2018 provocaron un gran aumento de pensamientos y conductas suicidas entre la población estadounidense
Los autores indican que los hallazgos pueden proporcionar un marco que ayude a medir este efecto imitación con el fin de comprender, prevenir y contener mejor su expansión.
Shaman comenta a SINC que anteriormente se habían documentado casos de imitación tras eventos de suicidio prominentes –reales o ficticios–, pero añade: “No ha habido esfuerzos por confirmar si el contagio del suicidio se propaga realmente de una persona a un grupo. Nosotros hemos desarrollado este modelo para llevar a cabo esta cuantificación”.
Este experto es también conocido por haber desarrollado modelos de gripe y SARS-CoV-2. El actual modelo de contagio suicida tiene una estructura similar a los que representan otros sistemas infecciosos, incluyendo el número de individuos capaces de transmitir el contagio y el número de personas susceptibles de ‘infección’.
“No existe un único factor que cause el suicidio o la idea de llevarlo a cabo. Sin embargo, una parte se atribuye desde hace tiempo a procesos sociales o contagiosos. La proximidad o familiaridad con personas que han ideado, intentado o muerto por esta causa puede inducir a la imitación en personas susceptibles”, señala Shaman.
Según el INE, el número de suicidios descendió en 2023 por primera vez en España desde 2018. Los datos provisionales indican que un total de 3.952 personas se quitaron la vida el año pasado, un 6,5 % menos que en 2022.
Por su parte, en EE UU, las tasas de suicidio aumentaron un 37 % entre 2000-2018 y disminuyeron un 5 % entre 2018-2020 antes de volver a su punto máximo en 2021, de acuerdo con los datos de los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades).
El modelo de contagio del suicidio de Columbia utiliza dos fuentes de datos. La primera, el total de llamadas semanales a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio de EE UU, actualmente conocida como la Línea de Prevención del Suicidio y Crisis 988, que se utilizó como estimación de los pensamientos suicidas o ideación.
La segunda fuente se derivó de los datos de mortalidad del Sistema Nacional de Estadísticas Vitales.
Las estimaciones del modelo calculan que tras la muerte de Williams en 2014 se produjo un gran aumento de las tasas de contagio del suicidio, incluido un incremento aumento de mil veces la probabilidad de que una persona empezara a pensar en quitarse la vida.
En este sentido, Shaman señala que el resultado fue un pronunciado aumento de la ideación suicida, que se manifestó en un repunte del volumen de llamadas al 988. “Los casos de 2018 son similares, aunque la magnitud de los cambios en la tasa de contagio de suicidios tras las noticias sobre Spade y Bourdain fue aproximadamente la mitad".
Entre estos eventos de suicidio de celebridades, el número de muertes por suicidio adicionales fue aproximadamente el doble tras la muerte de Williams en 2014, lo que podría reflejar las diferencias en la comunicación y la atención de los medios después de cada evento, así como el nivel de conexión y de cariño de la población con el fallecido.
Tanto en la simulación de 2014 como en las de 2018, el aumento de las tasas de contagio duró aproximadamente dos semanas antes de volver a los niveles de referencia.
“Si logramos comprender mejor las tasas de contagio del suicidio, cómo varía entre poblaciones y tras sucesos de suicidio tanto locales como nacionales, podríamos utilizar esos hallazgos para orientar mejor los esfuerzos de respuesta rápida en los servicios de prevención y de salud mental”, subraya Shaman.
Referencia:
J. Shaman et al, “Quantifying Suicide Contagion at Population Scale”. Science Advances (2024)